No más espejismos en el rating

tv-espectadoresRafael Romero

La verdad comienza a abrirse paso. En materia del rating, el país ha vivido de cara a un espejismo de números que hoy comienza a difuminarse. El punto es transparentar los instrumentos de medición y la forma más responsable para llegar a resultados concretos sobre las preferencias de la teleaudiencia. Esto implica acabar con el oráculo de Ibope, empresa constituida con apenas seiscientos soles por un ciudadano chileno en diciembre de 1995, pero que hoy dicha firma es la piedra angular de la torta publicitaria del país que sobrepasa los 600 millones de dólares, sin contar el monto por avisaje estatal.

Los televidentes, periodistas, presentadores, conductores, productores, directivos y dueños de los medios de comunicación audiovisual merecen recibir verdades y para ello ahora recién cuentan con dos hechos importantes. El primero de ellos corresponde al estudio de sintonía de TV realizado por IMA-Opinión y Mercado, encuestadora con más de 24 años de experiencia y que no pertenece a Apeim (especie de cofradía parecida a la SNRTV o al Consejo de la Prensa Peruana), donde Apoyo se mueve como pavo real. Además, su gerente general, el Lic. Aquiles Pérez Ríos, ha tenido la sana y honesta idea de lanzar un reto: que Ibope muestre sus resultados del 26 al 30 de marzo último, días en los cuales IMA realizó su estudio de sintonía de televisión. ¿Tomará el guante Ibope?

Por otro lado, y como segundo hecho fundamental, es obvio que Ibope trabaja con un software pero esto a la luz de las tecnologías de la información y comunicación no es nada del otro mundo. En este campo hay científicos y empresas, como Ergo Systems.com e ingenieros como Martín Morales, que pueden construir prototipos mejores que los del “people meter” usado por Ibope. Técnicamente esto es realizable y las empresas privadas, las instituciones del propio gobierno y los anunciantes en general deberían estar decididos a que se realice si de verdad quieren que sus productos y servicios tengan la certeza en la preferencia del público, de los clientes, consumidores o usuarios.

No nos cerremos a la honestidad, no demos la espalda a los adelantos tecnológicos ni nos quedemos en los amarres de la publicidad pública o privada vía prácticas monopólicas. Levantemos la cabeza, agucemos los sentidos y la inteligencia, y abramos el abanico porque al final quienes ganarán serán los anunciantes, los canales de televisión, los consumidores de los medios audiovisuales y el ciudadano en general al contar con mediciones de rating creíbles, confiables, contrastados y garantizados, lo que al final redundará en una mejor televisión para nuestros hijos y en una mejor sociedad.

 

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