Las aguas subterráneas

por Levi Marrero

La infiltración de las aguas subterráneas

Una parte del agua procedente de las precipitaciones se evapora, otra parte discurre por la superficie de la tierra en dirección a los ríos o mares, y otra parte se infiltra a través de los suelos y penetra en el manto de las rocas.

El destino que sigue la mayor cantidad del agua de las precipitaciones depende del clima y de las características del relieve y las rocas de la región.

En las regiones de clima cálido la evaporación es muy intensa, y gran parte del agua que cae regresa directamente a la atmósfera en forma de vapor.

Donde el relieve es muy abrupto el agua se escurre para unirse con el caudal de los arroyos y ríos.

En las regiones de relieve suave y de rocas permeables la mayor parte del agua que cae se infiltra y va a engrosar el volumen de las aguas subterráneas.

La infiltración depende, mayormente, de la naturaleza de las rocas. Cuando se trata de rocas permeables como arena, arenisca y gravas, la absorción del agua es rápida. Hay rocas como las calizas, en las cuales en las cuales las aguas se infiltran rápidamente a través de las numerosas fisuras y grietas que presentan.

Las rocas impermeables, como el granito, el gneis, las arcillas y los esquistos impiden el paso de las aguas y detienen la infiltración, sirviendo así de basamento a las a las aguas subterráneas.

Las aguas al infiltrase, descienden bajo los efectos de la gravedad hasta encontrar rocas impermeables. La mayor profundidad a que han sido encontradas rocas que contenían aguas procedentes de la infiltración es a unos tres kilómetros de la superficie del suelo. Se considera difícil que puedan llegar más profundamente, pues, por la gran presión que sufren las capas inferiores de la litosfera carecen de poros, a través de los cuales pueda infiltrase el agua.

Las rocas permeables van formando el manto acuífero según se saturan. La superficie del manto acuífero constituye el nivel hidrostático. Este nivel sigue aproximadamente el relieve de la región.

El nivel hidrostático se encuentra, algunas veces, cerca de la superficie de las tierras y otras a gran profundidad, pues varía de acuerdo con las precipitaciones. A continuación de las lluvias muy copiosas el nivel de las aguas subterráneas se eleva por algún tiempo. Durante los períodos de sequía, en cambio, el nivel hidrostático desciende. La zona de saturación permanente es aquella más profunda, por debajo de la cual nunca desciende el nivel acuífero.

La profundidad a la cual se encuentra la zona de saturación permanente de una región es muy importante para la agricultura. Si el nivel es muy alto, la superficie de las tierras está cubierta por lagos y ciénagas, o está demasiado saturada para que pueda ser cultivada. En cambio, si el manto acuífero está muy profundo resulta imposible cultivar el suelo sin realizar obras de regadío.

Por encima del manto acuífero, el suelo se mantiene húmedo por acción capilar. Esto permite vivir a las plantas durante los períodos de sequía.

La circulación de las aguas subterráneas

Cuando el agua cae sobre rocas permeables se infiltra a través de ellas hasta alcanzar el manto acuífero. Las aguas del manto se mueven en las mismas direcciones de las aguas superficiales, pues, el nivel hidrostático sigue, aproximadamente, los caracteres del relieve.

El movimiento de las aguas subterráneas es mucho más lento que el de las aguas superficiales, pues, encuentran resistencia al atravesar los poros de las rocas.

Se calcula que las aguas subterráneas avanzan solo unos centenares de metros cada año. Los movimientos de las aguas subterráneas disminuyen también con la profundidad, porque son menores las diferencias de nivel y porque la presión que soportan las rocas profundas hace disminuir su porosidad.

En las mesetas y llanuras calizas las aguas subterráneas, que son ácidas, van disolviendo las rocas y formando cavernas por las cuales corren en forma de ríos, o se depositan en las depresiones formando lagos o lagunas. En la superficie de las regiones calizas hay pocos ríos, pues, la circulación de las aguas es casi totalmente subterránea, ya que se infiltran a través de las fisuras y de los sumideros.

Los Manantiales

En algunos lugares las aguas subterráneas emergen espontáneamente en forma de manantiales (pukyu en quechua). Hay muchos tipos de manantiales, pero todos ocurren cuando el manto acuífero se pone en contacto con la superficie. Esto sucede casi siempre en las laderas de las colinas y en los valles.

Como los manantiales aparecen a menudo en las zonas de contacto entre las capas de las rocas permeables e impermeables, que se extienden a través de áreas extensas, es común observar series de manantiales a lo largo de las llamadas líneas de las fuentes.

Los manantiales originados en las zonas de saturación intermitente son poco valiosos, pues, desaparecen en los períodos de sequía. Los manantiales permanentes, cuyas aguas provienen de mayores profundidades, proveen aguas muy puras y son los que sostienen el caudal de los ríos durante todo el año, impidiendo que se sequen al terminar los períodos de lluvias.

Todas las aguas subterráneas están más o menos impregnadas de sustancias minerales que han disuelto a su paso por entre las rocas. Algunas de estas aguas, que poseen olor y sabor característicos, por ser mayor su contenido mineral, son llamadas aguas minerales.

Las aguas minerales son clasificadas en alcalinas, sulfurosas, salinas, magnesianas, carbonatadas, etc., según los minerales que contengan.

En las regiones donde se han producido fallas o se registra actividad volcánica, las aguas subterráneas, al infiltrarse profundamente, se calientan, se calientan por las altas temperaturas del interior de la litosfera, al mismo tiempo que se saturan de minerales. Si estas aguas minerales retornan a la superficie forman manantiales termales, o sea, de aguas calientes. Muchas aguas termales poseen propiedades curativas.

Los manantiales de aguas minerales medicinales constituyen un recurso muy valioso y en casi todos los países han dado lugar al fomento de sanatorios, hoteles y centros de turismo en sus inmediaciones.