O mandamos los banqueros a la cárcel o la economía no se recuperará
Por: Joseph Stiglitz.

Como no se han cansado de repetir James Galbraith y el penalista William Black, no podemos resolver la crisis económica a menos que metamos en la cárcel a los delincuentes que han cometido actos fraudulentos. George Akerlof ha demostrado que la negligencia en punto a castigar a los delincuentes de guante blanco, y a fortiori, el rescatarlos, crea incentivos para que se cometan más delitos económicos y se proceda a una ulterior destrucción de la economía en el futuro.

Se supone que el sistema jurídico es la codificación de nuestras normas, de nuestras creencias, y de lo que tenemos que hacer para que nuestro sistema funcione. Si se le percibe un carácter explotador al sistema jurídico, entonces la confianza en todo el sistema comienza a erosionarse. Y ese es realmente el problema que tenemos ahora. Por ejemplo, una gran cantidad de prácticas predatorias están en vías de continuar como si nada en los créditos para la compra de automóviles.

¿Por qué están bien los malos préstamos en el sector automovilístico y no en el mercado hipotecario? ¿Hay alguna razón de principio? Todos sabemos la respuesta: No. No hay razones de principio, hay razones de dinero. Son las contribuciones a las campañas electorales, el cabildeo, las puertas giratorias entre la política y los negocios, todas esas cosas. El sistema está ahora mismo diseñado para estimular ese tipo de prácticas, aun a pesar de las multas (Angelo Mozillo, pagará US$10 millones de multa, una ínfima parte de lo que ganó fraudulentamente, porque ganó centenares de millones de dólares).

Hay gente que dice: Es un escándalo que antes tuviéramos más supervisión, control y rendición de cuentas --en los 80 cuando se dio la crisis de las cajas de crédito y ahorro--, que ahora. Sí, les multamos entonces, ¿pero cuál es la gran lección que sacamos hoy? Pórtate mal, y el gobierno te quitará un 5% o un 10% de los beneficios malhabidos, que estarás muy tranquilo en casita con varios centenares de millones de dólares que aún te quedarán luego de pagar unas multas que parecen enormes, pero que son en realidad muy pequeñas en relación con la cantidad de dinero que has conseguido embolsarte.

El sistema está configurado de tal modo, que aun si te pillan, el castigo es sólo una infima parte de lo que te llevas a casa. La multa es sólo un coste más del negocio. Es como una multa de estacionamiento. A veces decides estacionar mal sabiendo que te caerá una multa, porque empezar a dar vueltas en busca de estacionamiento lleva mucho tiempo. Yo creo que deberíamos hacer lo que hicimos en los 80 con la crisis de las cajas de crédito y ahorro, y meter en la cárcel a un buen número de estos tipos.

Lo creo en absoluto. No son sólo delitos de guante blanco o incidentes menores. Hay víctimas reales. Ese es el asunto. Hubo víctimas en el mundo entero. ¿O es que confiamos en que estos tipos que nos metieron en el lío actual han cambiado realmente de actitud? Todo lo contrario. He oído algun discurso que decía: "En realidad, no se hizo nada realmente mal. No hicimos las cosas demasiado bien. Pero nuestra comprensión de estos asuntos es bastante razonable".

Si de verdad piensan eso, estamos en un lío veramente tremendo. En la disuasión del delito hay distintos aspectos. Los economistas se centran por entero en la idea de los incentivos. A veces, la gente tiene incentivos para comportarse mal, porque pueden ganar más dinero si estafan o se meten en actividades fraudulentas. Si queremos que nuestro sistema económico funcione, tenemos que asegurarnos de que lo que ganan cuando defraudan quede anulado por el sistema de castigos y multas.

Por eso, pongamos por caso, en nuestra legislación anti-oligopólica a menudo no detenemos a la gente cuando se comporta mal, sino cuando al hacerlo podemos decir que hay daños constatables. Entonces pagan tres veces el daño que han causado. Es una forma muy radical de disuasión. Pero lo que estamos haciendo ahora en el caso de estos delitos financieros recientes son multas de fracciones –¡fracciones! – del daño directo causado, y una fracción aún más pequeña del daño social total. Es decir que el sector financiero llevó realmente al desplome de la economía global, y si incluyes todos los daños colaterales, estamos hablando de trillones de dólares.

Se puede hablar en un sentido aún más amplio de daño colateral y al que no se le ha prestado atención. Y es la confianza en nuestro sistema jurídico, en el imperio de la ley y el Estado de Derecho, en nuestro sistema de justicia. Cuando se hace el Juramento de Lealtad, se dice "justicia para todos". Pues bien; la gente no está segura de que tengamos justicia para todos. Algunos – que son detenidos por algún delito menor – dan con sus huesos en la cárcel por mucho tiempo; pero cuando se trata de un delito de guante blanco, que no deja de tener víctimas, casi ninguno de los gachós que los perpetran acaba entre rejas.

Otro ejemplo que ilustra hasta qué punto nuestro sistema jurídico ha descarrilado, contribuyendo a la crisis financiera: En el 2005 se aprobó una reforma del proceso de quiebra, perseguida por los bancos. Estaba concebida para permitir legalmente el préstamo –el mal préstamo – a gente que no entendía de qué iba el asunto, y básicamente destinada a estrangularla. A expoliarla. Y podríamos haberla llamado con justicia "la nueva ley de servidumbre permanente". Porque es lo que en realidad era.

No creo que la gente entienda hasta qué punto era mala. Hace realmente muy difícil que las personas puedan librarse de la deuda. El principio básico en EU era que la gente tenía derecho a comenzar bien. La gente comete errores, en especial cuando es presa de expolio. Y entonces tiene derecho a volver a empezar bien. Borrón y cuenta nueva. Paga lo que puede, y vuelve a empezar. Ahora, si lo hace una y otra vez, entonces es distinto. Pero cuando andan sueltos prestamistas predadores (banksters), debería conservar el derecho a volver a empezar sin cargas.

Pero los bancos dicen: "No, no y no; no puedes librarte de la deuda", o no puedes librarte de ella tan fácilmente. Eso es servidumbre permanente. Y criticamos a otros países por permitir ese tipo de servidumbre duradera --trabajo esclavo--. Pero en EU lo hemos instituido en 2005 sin debate público sobre las consecuencias. Lo que hizo esa ley fue animar a los bancos a realizar préstamos aún peores.

Los bancos pretenden que creamos que no hicieron malos préstamos. Se niegan a aceptar la realidad. Pero es un hecho que alteraron los criterios contables, de modo que los préstamos dañados por incapacidad del prestatario para devolver lo que debe, se contabilizan igual que las hipotecas que se pagan a buen ritmo y sin mora. De modo que toda la estrategia de los bancos ha consistido en ocultar las pérdidas, seguir enredando y conseguir que el gobierno mantenga los tipos de interés muy bajos.

Resultado: si toleramos esa estrategia, tendrá que pasar mucho tiempo antes de que la economía se recupere.