Los atajos de la política criolla

Por Gustavo Espinoza M. (*)


"La política es movediza, sucia e ingrata, carece de reglas de juego, pues se arriesga en ella no sólo lo que en otras partes sino también el honor, la libertad, el sustento y la vida."

JORGE BASADRE

En la frase que citamos, Jorge Basadre, el historiador de la República, alude a la política peruana.


Más precisamente, a la que ejerce la clase dominante, desde los inicios de la República hasta nuestros días.

Y, sin duda, a la que cultivan administraciones corruptas como las que han tenido en sus manos —y tienen aún— la conducción de la vida nacional en las últimas décadas.

Un gobierno como el de Alan García, sin ninguna duda, podría verse perfectamente reflejado en una descripción tan simple —pero tan profunda— como ésta.

En efecto, su política tiene todos los rasgos que anota este ilustre peruano y carece, a su vez, de los valores básicos  que concibe como consustanciales a la nacionalidad.

Un accionar sin reglas de juego, en efecto, arrasa con el honor, la libertad y la vida misma de los peruanos, que convierte en una retahíla de calamidades y desesperanzas.

Pero como ésta —la esperanza— es siempre más fuerte que todos los agravios, la mirada de nuestros compatriotas se yergue siempre por encima del horizonte y un halo de optimismo asoma a partir de las multitudes.

El Presidente García dice que está construyendo en la amazonía, un Penal especial para encerrar en él a "los corruptos".

Inmediatamente, el Ministro de Justicia recientemente nombrado para el cargo, desmiente la información, pero su desmentido se esfuma con la misma rapidez con la que desaparecería un Suspiro en la puerta de un colegio.

Entonces el titular del portafolio asegura que sí, que en efecto, ya "está en marcha" el proyecto, porque la idea existe. Y es que está seguro que una cosa comienza a germinar, a partir del momento en que se piensa en ella.

Después, el presidente García asegura que Sendero Luminoso —la fantasmagórica estructura terrorista que asustó a los peruanos en los años de la violencia—, es "una verdadera amenaza para la democracia". El flamante Ministro del Interior lo desmiente y asegura que no, que no encarna riesgo alguno.

Inmediatamente —informado de la declaración presidencial— se desdice y asegura que, en efecto, se trata siempre de un serio peligro que la democracia debe combatir.

Entonces García cree que ha llegado el momento de confundir, y asegura que no, que Sendero Luminoso no tiene ninguna capacidad real y que no implica amenaza contra nadie. Coincide en este punto con Ollanta Humala, por cierto.

Un ingenioso caricaturista peruano aprovecha la ocasión para —parodiando a una reciente belleza dominicana— asegurar que no se sabe si fue Confucio, o el APRA, quien inventó la Confusión.

Pero en el fondo, eso no importa. Lo que realmente interesa es saber que el país marcha a la deriva en un escenario en extremo convulso en el que las idas y venidas del oficialismo no tienen cuándo acabar.

Hoy, por ejemplo, el ministro de Relaciones Exteriores —el mismo que sostuvo que un chofer venezolano detenido el día del Paro de Transportes el pasado 30 de junio, era la "prueba definitiva" de la "ingerencia chavista" en la política peruana— asegura que el líder amazónico Alberto Pizango puede retornar al Perú con toda libertad, dejando su exilio en Managua, pero las autoridades policiales aseguran que está con "Orden de Captura".

En este escenario confuso, se sabe también que los familiares de la policías caídos en Bagua el pasado 5 de junio —unos en La Curva del Diablo y otros en la Base 6 de la Carretera Fernando Belaúnde— viven abandonados por el gobierno, sin asistencia alguna, y apenas acariciando las promesas de ex ministros —como Mercedes Cabanillas— cuya responsabilidad en las muertes de los suyos, juzgan ineludibles.

Quien fuera la titular del Portafolio del Interior en el marco de ese drama, asegura hoy, muy suelta de huesos, que ella "ordenó pagar" las compensaciones a las víctimas.

Y que si eso no ocurrió, ella "no tiene la culpa". La culpa la tienen quienes no les pagaron.

Pero una y otros, forman parte de un mismo e indivisible todo: el gobierno aprista.

Ese mismo gobierno que tiene al Congreso de la República —"el Primer Poder del Estado", según decía Haya de la Torre— dedicado a rendir homenajes a Magaly Medina y a Olga Tañón, mientras los familiares de los muertos en San José de Secce entierran a los suyos.

Es gobierno que hoy tiene un nuevo equipo de gestión, que no es sino un gabinete de mediocridades sin remedio.
 
Ese, que recurre a todos los atajos de la política criolla, y que no tiene relación alguna con el honor, la libertad y el sustento a la vida, del que nos hablaba Basadre, y que no siente siquiera —para decirlo en palabras de Manuel Scorza—"el rumor de un pueblo que despierta" y que "es más puro que el rocío"

(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http:// nuestra-bandera.com