Peter Pan en las relaciones peruano-chilenas

Respondiendo al Artículo “Piñera y el Fin de la Concertación” del Profesor Daniel Parodi Revoredo

Por Juan Carlos Herrera Tello (*)

Aunque no es mi estilo responder artículos con otro similar, y ante la insistencia del autor en varios foros de internet sobre comentarios a su escrito sobre el triunfo de Sebastián Piñera, voy a realizar las siguientes precisiones:


El Profesor Parodi Revoredo, empieza con una posición esperanzadora y pacifista afirmando que creía que con la "Concertación" nuestras diferencias entre Estados iban a ser superadas porque en estos gobiernos han habido gente de izquierda, que ha sufrido la persecución de la dictadura.

Hace mal el Profesor Parodi, uno no debe esperanzarse en una posición política porque esta es válida únicamente en su territorio y para que trascienda una confraternidad de partidos políticos, antes de ello, se deben establecer los derechos bien claros de nuestros países, mientras las diferencias subsistan entre nosotros la integración se hace cada vez más lejana o por lo menos dejada de lado, para ocuparse de otras cosas.

Ahora bien, el Profesor Parodi parece que no conoce la sociedad chilena. No parece haber visitado ninguna institución de aquel país, y tampoco parece haber conversado con los intelectuales chilenos de alguna universidad para darse cuenta que, el chileno mirista, el chileno pinochetista, el chileno demócrata cristiano, el chileno comunista tienen algo en común, y eso es "ser chileno", por lo tanto su patria está por sobre las ideas políticas de allí que se fabricó eso que ahora llaman "Concertación", todas las izquierdas o social izquierdas agrupadas en un conglomerado, con una finalidad: el bien común de Chile.
Mientras que en nuestro país que sucede, si atacan a Alan García y le dicen la vela verde, los comunistas aplauden a quien se lo dijo, venga de donde venga, o acaso no tomaban las frases chavistas para proferirlas contra el Presidente del Perú y las hacen suyas; no nos encontramos acaso que cuando el ex pastor de auquenidos que hoy es Presidente de Bolivia insulta a quien constitucionalmente es el representante de todos los peruanos, toda la rojedad apoya los dichos del inculto, lo aplauden y lo vivan. Mientras que las fuerzas progresistas o los partidos políticos no apristas que hacen, solo enmudecen y no cierran filas a favor del Presidente.

Esto no solo ha ocurrido con García, también con Toledo y hasta con Belaunde. Porque simplemente así somos los peruanos y no respetamos los ordenes que la Constitución impone, pero si imponemos nuestras ideas o posiciones políticas a nuestra soberanía.

Pero el Profesor Parodi raya en la candidez de que fue un buen gesto la devolución de los libros de la vieja Biblioteca Nacional saqueada en tiempos de la ocupación chilena y con mayor énfasis cree él, que por cantar la Sra. Bachelet nuestro himno ya era una forma de acercamiento; por Dios en donde estuvo el Profesor Parodi en 1993 cuando nos quisieron sorprender con las Convenciones de Lima? en donde estuvo el Profesor Parodi cuando el Perú solicitó nueva negociación y cual fue la respuesta de Chile? En donde estuvo el Profesor Parodi cuando Chile le vendió armas al Ecuador siendo garante del Protocolo de Río de Janeiro? y por último en donde estuvo el Profesor Parodi cuando se descubre un espía de nuestra nacionalidad trabajando para Chile? durante todos esos tiempos no se dio cuenta el Profesor Parodi que los líderes y el gobierno de la “Concertación” trabajaban para Chile ya sea para consolidar mas derechos en detrimento de los nuestros o para llenar las arcas del erario chileno ... Sabe el Profesor Parodi que la devolución de los libros de la vieja Biblioteca de Lima se debe a una investigación particular del diario “Siete” de Chile donde ellos encontraron los registros de todo lo saqueado a nuestro recinto bibliográfico, y ante semejante descubrimiento tuvo que entregarse algo de lo sustraído, cuando esto había sido siempre negado por todos los gobiernos inclusive por todos aquellos de la “Concertación”

Y aun así el Profesor Parodi se pregunta porque nuestra relación es de permanente hostilidad y tensión? Estimado Profesor, mejor pregúntese quien da inicio a las tensiones, y vera que nosotros no lo somos, más bien siempre somos los agredidos y contestamos a la manera de Torre Tagle, que en principio no creía mucho, pero ahora mirando el bosque aplaudo este ultimo año de la gestión de nuestro Canciller, como la de otros Cancilleres que hemos tenido en estos últimos tiempos, obviamente que han habido también desatinados.

Ahora bien, el artículo del Dr. Parodi no es algo fundado en la historia ni en la realidad, sino solo en la aspiración de una esperanza a la reconciliación, ¿eso es malo? Claro que no, es altruista, es celestial, está mas cerca de lo áulico; lo que demuestra que habemos peruanos de buena voluntad que aun creemos que los gestos son señales de fraternidad y no meras poses hipócritas; pero habemos otros peruanos que discordamos con estas posturas, tal vez por no tener una cultura formada en valores kantianos, no haber leído siquiera a Utopía de Moro y más bien estamos instruidos en textos históricos donde se puede ver que nuestras relaciones con Chile siempre han sido de fricción desde nuestro nacimiento como país hasta hoy, donde el conflicto es una marcada tendencia; y repito, nuestras relaciones con Chile, no he dicho nuestras relaciones con el Partido Político Demócrata Cristiano de Chile, ni con cualquier otro, porque una cosa son nuestras relaciones partidarias y otra nuestras relaciones como Estado.

La Concertación al momento de ganar las elecciones y gobernar primero con Patricio Aylwin, que hizo? Desmontó el aparato militar que se había instaurado en Chile por 17 años? No, Profesor Parodi, lo que tuvo que hacer es convivir con un Pinochet que aun se sentía Presidente y mantenía el mando de las FFAA. Y que hicieron los demás gobiernos de la Concertación que lo sucedieron? Muy simple seguir conviviendo y cumplir con los “plazos constitucionales” impuestos en la constitución pinochetista que aun rige ese país.

El Profesor Parodi casi al finalizar su artículo se da cuenta que Chile se ha blindado militarmente, y que este blindaje se ha realizado bajo los gobiernos de la Concertación. Así también en un ventarrón de realismo se da cuenta que “la posición tradicional de Chile en temas internacionales parece una cuestión no negociable”. Tengo entendido que el Señor Ariel Segal un lúcido internacionalista respondiendo una pregunta dijo: “yo no se quien ha ganado en Chile, pero el que ha perdido definitivamente es Evo Morales, no hay ningún tipo de acercamiento en el tema de su salida al mar, ya lo dijo Piñera, eso no es negociable en su gobierno”; respecto del Perú también ha dicho que respetará lo que La Haya dicte.

Pero en el colmo de la candidez, nos llama ingenuos a aquellos que estamos de acuerdo que Piñera se haya encumbrado como presidente de Chile. (no conozco a peruanos que estén celebrando el triunfo de Piñera, solo lo hacen los chilenos). Y aquellos como el que suscribe esta de acuerdo con Piñera sentado en la Moneda, porque los pactos internacionales de fronteras terrestres se van a mantener inalterables, por lo menos cinco años más, y no como Frei proponía en conversar con Bolivia a ver si le daba cualidad marítima a aquellos que se encuentran encerrados en sus alturas, tan encerrados como aquel día que decidieron abandonar el compromiso de 1873 cuando se fueron por Camarones y luego desde allí mirar como nos ultimaban.

Pero para abundar la constante en el error del Profesor Parodi, yo le preguntaría si alguna vez ha leído u hojeado un texto de Derecho Internacional Público, si alguna vez a oído que los pactos de fronteras son pétreos y por último si sabe que no existe controversia alguna territorial entre Chile y Bolivia ya que sus acuerdos internacionales de límites están amparados en el Tratado de 1904, en el cual Bolivia cede con mansedumbre su litoral, sin estar su capital ocupada, sin que haya sido invadida y diezmadas sus industrias, y todo a cambio de ferrocarriles, concesiones y dinero.

Sabe el distinguido Profesor Parodi que en el Tratado de 1904 se permitió la construcción del ferrocarril de Arica a La Paz, y con ello permitió Bolivia darle derechos soberanos a Chile sobre un territorio que estaba usurpando? Sabe el eminente Profesor Parodi que el trazo del ferrocarril de Arica a La Paz es el perfil de la frontera peruano – chilena?, el Tratado de 1929 para resolver la Cuestión Tacna y Arica dice con claridad que la frontera es trazada distante a 10 km. al norte del ferrocarril de Arica a La Paz y con ello gracias a los bolivianos perdimos Arica.

Si bien es cierto el que suscribe no tiene los títulos que el profesor Parodi tiene, y apenas ha cursado estudios de derecho e historia en una de esas universidades que no están consideradas "de prestigio", agradeceré se me lea en ese contexto. Quiero a mi país por sobre todo, y estoy siempre dispuesto a servirlo con mis escasos conocimientos, y estos están enmarcados básicamente en lo leído en textos no solo peruanos, sino chilenos y bolivianos para así consolidar un posición peruana sólida y con miras a que se nos respete internacionalmente a pesar de nuestro derrotero y de lo ocurrido recientemente en 1998 y 1999. Que eso no vuelva a ocurrir.

Finalmente, no creo que la Concertación esté liquidada, creo que se fortalecerá en miras a las próximas elecciones generales de su país y este fortalecimiento se incrementará a medida que Piñera y su gobierno tengan reveses en sus políticas; Chile tiene su camino y nosotros no debemos seguir ese ejemplo, sino encontrar aquel que nos fue legado cuando dejamos de ser el poderoso Virreynato del Pacifico que dominaba su hemisferio, porque creemos que Chile solo aspira a ser más que el Perú y ser el Hegemon de esta parte del mundo, aspiración válida la que nosotros debemos también aspirar y no creer en que si un chileno canta nuestro himno se olvidaron todas nuestras rencillas, y así nos encontramos en el "Nunca Jamás" sudamericano.
(*) Abogado
Asesor en Asuntos Internacionales .


PIÑERA Y EL FIN DE LA CONCERTACIÓN: UNA MIRADA DESDE LA HISTORIA
Hace veinte años, al iniciarse el periodo gubernamental de la concertación, abrigué algunas esperanzas de que los pueblos peruano y chileno limasen asperezas y se enrumbasen hacia su reconciliación.

La razón de mis expectativas se centraba en que en dicha coalición existía una fuerte presencia de miembros de la izquierda que fueron víctimas de la represión política en tiempos del pinochetismo.

Mis esperanzas aumentaron debido a la importancia mundial que en la década de 1990 se le asignó a la memoria colectiva y la recuperación del pasado. Por aquellos días, la política chilena se polarizó entre quienes defendían al régimen militar de Augusto Pinochet y los que exigían su procesamiento por violación a los derechos humanos. En dicho contexto, me daba la impresión que las críticas al daño ocasionado por el Estado chileno a su propia población –las que provenían incluso de voceros del oficialismo– podían motivar la revisión de su relación con los países que confrontó militarmente en tiempos pasados.

Sobre el particular se presentaron algunos amagos. Así, una serie de gestos amistosos de la presidenta Bachelet al iniciar su gobierno –entonar el himno nacional del Perú y devolver parte de los libros sustraídos de la Biblioteca Nacional por las fuerzas de ocupación chilena– dio la sensación de iniciar un positivo cambio de discurso.

Cuatro años después, sin embargo, el fracaso es el denominador común de las relaciones diplomáticas peruano-chilenas durante la gestión de la presidenta saliente, así como durante todo el periodo de la concertación. Por ello es pertinente preguntarse qué puede haber ocurrido en Chile para que durante los últimos veinte años nuestro vínculo, lejos de distenderse, se haya obturado al punto de generar un clima casi permanente de hostilidad y tensión.

La historia puede aportar luces claras para respondernos esta interrogante. El estado chileno sentó sus bases en una sólida alianza entre la clase política, la clase empresarial y las fuerzas armadas, la que se constituyó durante la primera mitad el siglo XIX. El fundamento de esta unión que de aquí en –adelante denominaremos “pacto fundacional”– es la apuesta por los liberalismos político y económico, así como por ejercer una posición geopolítica y militar hegemónica en el área sudamericana.

En 1970, la victoria electoral del comunista Salvador Allende en 1970 supuso la ruptura del acuerdo, por lo que su programa de reformas desencadenó la violenta reacción de la derecha política, la clase empresarial y la casta militar. Es así que con el golpe del 11 de septiembre de 1973 y con la dura represión política aplicada tras éste, se reestableció el statu quo anterior.

En 1989, al reinstaurarse la democracia en Chile, la concertación debió enfrentar un complejo conflicto de intereses. Por una parte había que desmontar la militarización del Estado legada por el dictador Pinochet; por la otra, había que mantener el pacto fundacional. Veinte años más tarde, parece que la segunda alternativa ha triunfado en la disyuntiva.
Un ejemplo muy paradigmático de aquello se encuentra en la solución que el Ministerio de Educación chileno le dio –en la década pasada– a la controversia que suscitó la enseñanza del periodo pinochetista en las escuelas públicas y privadas. El problema se resolvió con la aplicación de una política del silencio y el olvido. Así, los manuales escolares de Chile subrayan los éxitos de las políticas económicas aplicadas entre 1973 y la actualidad, mientras que omiten la discusión de los aspectos más controversiales del régimen militar.

Es por ello que no sorprenden los fracasos de los gobiernos de la concertación por propiciar un acercamiento al Perú y Bolivia. Más bien, lo que las últimas décadas han mostrado es a un estado chileno que, ante las demandas territoriales de sus vecinos, ha optado por blindarse militarmente y cerrar las puertas del diálogo, las que sólo abre para configurar intrigantes acercamientos a Bolivia en contra del Perú y viceversa. Así, la posición tradicional de Chile en temas internacionales parece una cuestión no negociable en las bambalinas de su política interna, realidad que pregonan, a voz en cuello, los representantes de su cancillería.

Es por ello que encontramos harto ingenuas las voces que en el Perú celebran el triunfo de Sebastián Piñera como la gran posibilidad de la integración peruano-chilena, vistos los capitales que el presidente-empresario tiene invertidos en el Perú. Es posible que, desde su particular perspectiva, considere el mandatario electo que la resolución de los contenciosos pendientes con el Perú y Bolivia favorecerían la integración comercial. Sin embargo, también lo es que los sectores más nacionalistas chilenos –las fuerzas armadas– están mucho más cerca de él que de sus homólogos de la concertación.

Ciertamente, sería deseable que Piñera despertase en Chile una vocación de liderazgo positivo en América Latina, que promoviese la integración regional, política y económica de la región, imitando el buen ejemplo europeo. Sin embargo, parece prudente observar atentos el desarrollo de los acontecimientos. La historia juega en contra del presidente-empresario, el pacto fundacional y la fuerza armada chilenos también.