Fatalidades mineras

Por Humberto Campodónico


Del 2000 a octubre del 2010 se registraron 676 accidentes fatales en la actividad minera formal en el Perú, de los cuales 447 correspondieron a empresas contratistas mineras y 229 a las propias empresas mineras, según las estadísticas del Ministerio de Energía y Minas (www.minem.gob.pe).

Evolución accidentes mortales (Empresa minera y contratista minera 2000-2010)
Fuente: www.minem.gob.pe


En total existen 120,000 trabajadores en la minería formal a nivel nacional, de los cuales más de las 2/3 partes pertenecen al régimen de “contratas” o “services”.

Las estadísticas no toman en cuenta los accidentes fatales de la minería informal, que emplea 80,000 personas (de acuerdo al informe del Ing. Héctor Benavente, de la empresa RIDAMI). Por tanto, podría duplicarse la cifra de accidentes fatales si se incluye a este sector, debido a sus condiciones precarias.

Siempre según el MEM, fue en el 2002 cuando se produjo el récord de 74 accidentes fatales en la minería formal, correspondiéndoles 52 a las contratistas y 22 a las empresas mineras (ver gráfico). En el 2009 hubo 56 accidentes fatales, igual que en el 2010 (hasta octubre).

El MEM también proporciona la cifra de accidentes fatales desagregada por sectores. Así, de enero a octubre del 2010, 39 muertes correspondieron a la gran y mediana minería y 17 a la pequeña minería.

A modo de comparación, tenemos que del 2000 al 2009 en Chile se produjeron 342 accidentes fatales según el Servicio Nacional de Geología y Minería (www.sernagoemin.cl), lo cual da un promedio de 34 muertos anuales, la mitad de la consignada en el Perú.

En Chile la cantidad de trabajadores mineros es similar a la peruana. Según un estudio de Sandra Leiva de la Universidad Arturo Prat de Iquique, en el 2006 había un total de 134,000 mineros, de los cuales 48,000 pertenecían a las empresas y 86,000 eran mineros “sub-contratados” (el equivalente a nuestras “services”).

 Lo que querría decir, de un lado, que la productividad en Chile es superior a la peruana (sus exportaciones mineras duplican las nuestras) y, de otro, que, a pesar de todo, la seguridad en el trabajo es mayor a la nuestra pues tienen menos accidentes fatales.

Esto no quiere decir que en Chile no haya fuertes quejas acerca de su “precario” régimen laboral, lo que se ha podido apreciar con el accidente que dejó atrapados a 33 mineros.

A nivel internacional también hay una alta cantidad de accidentes fatales. Dice la OIT que la minería emplea el 1% de la fuerza de trabajo mundial, pero registra el 8% de los accidentes fatales. Agrega la OIT que China ostenta la cifra más alta de muertos: 2,639 muertos en el 2009, lo que, sin embargo, refleja una importante disminución con respecto a los 7,000 muertos del 2002.

Para remediar este flagelo humano se ha establecido la Convención de Seguridad y Salud en Minas de la OIT. Pero solo 24 naciones la han ratificado, entre ellas los EE. UU., Brasil, Perú y Sudáfrica. No lo ha hecho Chile, el mayor productor mundial de cobre, ni tampoco Australia, Canadá, Congo, India, Rusia y Ucrania.

El altísimo nivel de utilidades de las empresas mineras de los últimos años no se condice con la elevada cantidad de accidentes fatales. En el Perú, urge una revisión exhaustiva de la legislación que permite el crecimiento casi indiscriminado de las “services”, régimen precario donde se registra la mayor cantidad de accidentes fatales. Esto implica, también, mayores controles del propio MEM y del Ministerio de Trabajo que, muchas veces, brilla por su ausencia.

Para terminar, aquí no mencionamos el daño —muchas veces fatal— que produce la contaminación de la industria minera, como la de La Oroya, ni tampoco el impacto negativo en el medio ambiente. Esto debe cambiar.

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