Pretenden poner mano a 144 toneladas de oro libio

Para cubrir la exigencia de Venezuela de devolución de su oro en Europa y los Estados Unidos, señala economista Tyle Durden

El economista neoyorquino que utiliza el seudónimo Tyler Durden recuerda que en la prisa, después de meses, por controlar  Libia por parte de los países socios de la empresa de derrocamiento de Gaddafi,  responde a la desesperación por poner mano a las 144 toneladas de reservas de oro de ese país árabe.

 

Esa cantidad de oro se encuentra en el Banco Central Libio y la fruición por alzarse el oro responde a satisfacer la exigencia de Venezuela de devolución de su oro en poder de los cárteles del oro de los gobiernos de Europa y los Estados Unidos y además explicaría el veloz ascenso del precio del oro.

Como se sabe, diversos economistas internacionales apuntan a que los Estados Unidos negocia con el oro que le confían los países para su depósito, por ello rechazan cualquier intento de fiscalización de la cantidad real de oro existente en las reservas de ese país.

Los cárteles del oro, señalan diversos analistas internacionales, estarían manejando el oro como se maneja el dinero, es decir, guardando un encaje o reserva, pero haciendo pingües negocios con el metal que los países les confían, a los cuales tan sólo les dan papeles donde "dice" que "tienen" tal cantidad de oro, pero la realidad del oro físico parece ser otra.

Debido a esa sospecha sobre el real destino de su oro, además de la pretensión de Europa y los Estados Unidos de decidir qué país es democrático o no para confiscar las reservas que les confiaron, es que Venezuela optó por asegurar sus existencias de oro en Brasil, Rusia y China.

Si hay tanta sospecha sobre oscuros manejos del oro en manos de los cárteles de este metal precioso, ¿por qué el Perú debe confiar nuestras reservas en oro a esas instituciones?  ¿Por qué no podemos tener el oro en nuestro propio país? Sobre todo, ¿por qué confiarlo a instituciones que se niegan a la transparencia y a la fiscalización? Si todo estuviera en orden, ¿por qué la negativa a mostrar la verdad?