La ‘farra fiscal al revés’ y la reforma del Estado


Por Humberto Campodónico


La iniciativa de la congresista Lourdes Alcorta de otorgar un bono a los miembros de las Fuerzas Armadas con el 30% de los saldos no gastados del Presupuesto del 2009 es una clara muestra de la improvisación y el oportunismo con que se manejan los dineros del Estado. ¿Cuándo se ha visto que se dispongan así de los saldos no ejecutados? ¿Por qué 30% y no 5 o 100%? ¿Y por qué no se incluye a las enfermeras, choferes, entre otros?


La cuestión es que todo está mal planteado porque no se abordan los dos temas de fondo: uno, la necesaria Reforma del Estado y, dos, la Reforma Tributaria Integral que incremente los ingresos fiscales.

Es cierto que los sueldos de las FF. AA. son bajos y que, además, están estancados. Pero lo mismo sucede con los empleados públicos. Dice el Ministerio de Trabajo que el 57% de los 302,000 empleados públicos de Lima Metropolitana ganan menos de S/. 1,500 mensuales (Informe ENAHO 2008, Cuadro 1-9), lo que apenas supera el nivel de pobreza para 5 personas (que es de S/. 1,200 al mes).

Aparte de los salarios bajos, no existe el ascenso por méritos (el jefe asciende a quien le da la gana) y tampoco hay homologación de sueldos, para que se cumple el axioma de “a igual trabajo, igual salario”. Hay una cantidad de regímenes que se superponen y, además, existen empleados y obreros con contratos temporales que no dan derecho a jubilación ni seguro social por lo que, en la práctica, son informales.

La solución a este problema existe y hay varios proyectos de ley en el Congreso enviados por este gobierno (por ejemplo el PL 686, que modifica el DL 276, que es la Ley de Bases de la Carrera Administrativa). Pero están encarpetados.

El otro tema es que la presión tributaria solo llega al 13.5% del PBI, una de las más bajas de América Latina. ¿Por qué? Por una fuerte evasión del IGV (que se estima en 2% del PBI), a lo que se agregan las rebajas arancelarias de Carranza del 2007 (lo que incluyó a las embarcaciones de lujo) que representan una pérdida de recaudación de S/. 3,000 millones anuales, 1% del PBI, como dijo la anterior jefa de la Sunat, Graciela Ortiz (ver Cristal de Mira, 19/10/08).

También hay serios problemas con el impuesto a la renta. Mencionamos solo algunos: no hay impuesto a las ganancias de capital cuando las empresas peruanas se venden en el exterior, lo que ha sido el caso con Barrett (Perenco), Peru Copper (Chinalco), Monterrico Metals (Zijin), William Kallop de Petrotech (Ecopetrol) (ver Cristal de Mira, 29/10/08 y 20/05/09). En el Congreso duerme el Proyecto de Ley 3092 que reportaría decenas de millones de dólares anuales.

Tampoco se cobró el impuesto a las ganancias extraordinarias de las mineras y petroleras, lo que hubiera generado entre 1 y 2% del PBI del 2006 al 2008 y continúan las exoneraciones tributarias en el sector financiero. Recién en el 2010 se pagarán impuestos a las ganancias de capital en Bolsa lo que, según Carranza, generará ingresos por S/. 200 millones anuales.

Este no pago de impuestos indirectos y directos es una verdadera “farra fiscal al revés”, tema “caserito” en esta columna. Esta “farra” no consiste en el gasto público indiscriminado, sino en que el Estado “graciosamente” se abstiene de cobrar, lo que produce una “farra” de ingresos extras en el contribuyente que no paga los impuestos.

Con reforma del Estado y reforma tributaria integral, el oportunismo de la congresista Alcorta estaría de más. Tendríamos meritocracia, homologación e ingresos tributarios suficientes para tener un servicio civil modelo, como en Brasil, Chile y Colombia. ¿Por qué no empezar por el principio?

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