A diferencia de los ya incorporados Bulavá y Topol-M, el nuevo modelo no utilizará combustible sólido.

En Rusia se está diseñando un misil con combustible líquido para sustituir al modelo balístico pesado existente, el R-36M, conocido como 'Satán'. Las Fuerzas Armadas planean finalizar el trabajo hacia 2018, con un dispositivo capaz de superar el escudo de EE. UU.

Así anunció el comandante en jefe de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica rusas, Serguéi Karakáyev, quien especificó que el proyecto está vinculado con los planes de Estados Unidos de desplegar un sistema antimisiles en Europa.

El aparato tendrá una masa inicial (o sea el peso en el momento de lanzamiento) de 100 toneladas y gozará de varias ventajas constructivas en comparación con sus análogos de combustible sólido. La supremacía principal del nuevo misil, dijo, estará en la relación de la carga útil respecto a la masa inicial.

Todos los diseños misilísticos desarrollados en Rusia en los recientes años —el Bulavá, recientemente incorporado a la Marina rusa, el Topol-M y el Yars— utilizan combustible sólido, indicó el general. Su potencialidad, teniendo en cuenta las dimensiones reducidas del cargamento, podría ser incapaz de superar el escudo antimisiles que va a desplegar EE.UU.  

Los políticos y diplomáticos de Rusia en múltiples ocasiones expresaron su preocupación por los planes del escudo antimisiles estadounidense que podría romper el balance de las fuerzas en Europa. El primer ministro, Dmitri Medvédev, avisó en julio pasado que la instalación de los sistemas antimisiles cerca de la frontera rusa conllevaría una nueva carrera armamentista.

Russia Today en Español, 04-09-2012