Anielka Castillo, abogada independiente

La polémica Ley 779 o Ley contra la Violencia hacia las Mujeres no solo es “inhumana” para con los hombres, también “excluye a todas las mujeres”, opina la abogada Anielka Castillo. En esta entrevista analiza, desde su óptica, las desventajas y vacíos legales de la norma; además explica por qué es urgente reglamentarla y asegura que la mediación es necesaria, aunque solo sea para “maquillar lo que está sucediendo”.

—¿Qué le ha parecido el arranque de la Ley 779?

Es una ley, primero que nada, inconstitucional, una ley que beneficia más que nada a las mujeres, lo cual no es conveniente porque una sociedad está conformada por hombres, mujeres, niños. De repente la igualdad se perdió. Es una ley que atentaba contra la misma sociedad porque los hombres ahora en vez de proponerle matrimonio se les estaban corriendo y de alguna manera se les dio un arma a estas mujeres para que pudieran manipular o disponer de la vida de una persona.

—¿Por qué se dan las reformas?

Probablemente porque la administración de la misma ley no fue la adecuada. Nicaragua ya tiene un año de tener esa ley y si te fijás muy pocas leyes al año son reformadas. Los legisladores están admitiendo que sí, la ley es demasiado inflexible. La violencia contra las mujeres es una realidad con muchas aristas y toda ley debe aplicarse basándose en los principios de objetividad.

—¿Estaba mal hecha?

No estaba mal hecha. Simplemente me parece que a veces el remedio es peor que la enfermedad. Vos podés sacar una ley, pero tenés que ver qué efectos jurídicos, qué efectos sociales va a provocar a la hora de su implementación. Algunos hombres que cayeron presos injustamente miraron que las mujeres estaban utilizando la ley para quitarles sus bienes, para alejarlos de sus hijos.

—¿Conoce algún caso específico de un hombre “violentado” por la Ley 779?

Conozco muchos casos de hombres que han sido violentados. Como abogada yo no puedo exhibir los nombres; pero me vinieron cantidades de madres que les metieron presos a sus hijos porque la mujer lo arañaba, porque no le daba para la comida. Eso no era un detonante para que vos fueras a meter presa a una persona. Si yo tengo un hijo, que lo crié bien, no me gustaría que ande con una muchacha un año y me lo metan preso porque simplemente a ella le roncó la gana, porque el chavalo se enamoró de otra.

—¿Por qué iría a prisión un hombre que se enamora de otra?

La ley lo que hace es que cualquier insulto a una mujer crea un factor que puede llevar al hombre a la cárcel, aunque sea mutuo, porque en una pareja uno no se queda callado.

—¿Ha visto casos de mujeres que usen esta ley para “vengarse” de un hombre?

He visto muchos. La otra vez estaba leyendo de cinco mil hombres presos por la ley. Ahí están los casos, son reales, por eso vienen las reformas, por eso los padres de la justicia dicen: “Esto es una locura”. Miran a hombres que están sin sus negocios, hombres que no visitan a sus hijos. Ahí están todos los casos.

—¿No cree que puede haber cinco mil hombres nicaragüenses violentos y abusadores?

No, pero sí creo que puede haber una mala aplicación de la justicia, porque si no, ninguna mujer se casara. Ninguna.

—Si a las estadísticas vamos, las mujeres están en desventaja. No hay 800 hombres asesinados por mujeres.

Por eso los magistrados están promoviendo la reglamentación, para que ese tipo de cosas no suceda... Aun cuando vemos alguna oposición, la reglamentación está excelente. Esa es la parte más importante de las reformas a la ley, porque la mediación, para mí, viene un poquito a maquillar lo que está sucediendo. La mujer tiene todavía el sartén por el mango porque ella dice: Si yo quiero mediar, medio; si no quiero, no medio.

—¿Qué espera de estos cambios?

Que estas modificaciones y cualquier otra en el futuro logren que la expectativa de género sea poliédrica, mesurada y sobre todo usada de manera responsable por las mujeres y las personas que las apoyan. De otra manera continuaríamos con una sociedad donde los hombres que están libres serían aquellos cuyas mujeres no los han querido enviar a la cárcel.

—El sistema judicial debe evitar que se mande a alguien inocente a la cárcel, ¿no?

Por eso mismo. Pero también he sabido de muchos casos que, lamentablemente, en nuestro país, como es muy pobre, hay muchos jueces que se dejan comprar.

—Pero también hay abogados, como usted, que están para defender a los hombres que son inocentes.

[Pausa] Yo... sinceramente estoy un poquito alejada de eso ahorita. Pero te quiero decir que lo más importante es la mediación y la reglamentación de la ley. Eso es lo importante. Nada más. Ya la ley salió, hizo sus consecuencias negativas y la reformaron. ¡Eso es todo!

—Se puede aplicar aquello de que “el que no la debe no la teme”.

Mmm... Hay muchas personas que aunque no la deben, la tienen que temer (ríe). Al fin y al cabo la pagaron, la pagarán o la siguen pagando. Y si el que no la debe, no la teme, ¿por qué no la reglamentan? Es lo mismo. ¿Por qué solo te favorece a vos? ¿Por qué no la ponemos más equilibrada, para vos y para mí? La mediación no debe ser excluyente, tiene que ser participativa, así como lo son las otras leyes. Todo proceso legal tiene mediación, ¿por qué este no lo va a tener?

—En el caso de las “faltas leves”, sujetas a mediación, se encuentran la violencia física, la intimidación y la amenaza. ¿Puede ser amenaza de muerte?

Si lo están tipificando como daño leve, hay que verlo... Por eso hay que reglamentar qué es leve, qué es grave.

—¿Cómo prueba una mujer que la amenazaron de muerte?

Mmm... Lo podés medir con exámenes psicológicos. Las consecuencias, el desarrollo social de ellas se ve limitado: “Tengo miedo de salir a la calle”. Los psicológicos tienen que ser muy especializados, muy preparados y saber: “Ve, esta mujer es cierto, está dañada psicológicamente, no quiere ni salir a la calle. No sale ni del cuarto”. ¡Eso es un daño psicológico! Pero si es una que dice: “Me dijeron que me van a matar, pero yo ando en la calle tranquila”, obviamente solo quiere provocar un daño.

—¿Acaso toda persona amenazada tiene la misma reacción psicológica?

Los psicólogos son los que van a medir. Hasta ahí no llego. Pero creo que la ley tiene que estar acompañada por todo ese tipo de especialistas.

—Es que decía que una mujer amenazada no sale de su casa...

Son solo ejemplos de cómo creo que pueden ser los daños psicológicos. Por lo que he leído.

—Siempre vamos a parar a un plano bastante subjetivo.

Cuando se trata de personas siempre vamos a acabar en lo mismo. Las personas hoy es una cosa, mañana es otra cosa. Siempre va a ser un conflicto, por eso hay que llegar a un equilibrio. ¿Por qué no reglamentar la ley?

—¿Qué pasa con las actuales evaluaciones psicológicas?

Se están realizando solamente por una entrevista, así vos no podés medir ese daño psicológico. O sea, la ley tiene que trascender un poco más a la hora de analizar. ¿De qué manera? Medicina Legal, a la hora que una persona llega, tiene que ver qué es el daño psicológico tan fuerte que te causaron que dejaste de realizar alguna actividad en tu vida cotidiana, no simplemente: “Ah, es que tengo daño psicológico porque la palabra se oye bonita”. No... No es así. En Nicaragua lo estamos tratando como daño psicológico porque la mujer dice que tiene daño psicológico porque está nerviosa. No... no es solamente eso. Yo no estoy diciendo que no hay hombres que a veces atentan contra las mujeres. Hay hombres que sí lo hacen. Pero debe haber un estudio más profundo de la parte psicológica.

—¿No piensa parecido a algunos que tachan la ley de “antihombre”?

No... no... Yo no estoy defendiendo a los hombres (ríe). Lo que pasa es que tengo hermanos, padre. Y yo, como abogada, no solamente defiendo a mujeres, también defiendo a hombres. A los dos. No es que el hombre pobrecito o que la mujer pobrecita. Lo que tiene que prevalecer es el derecho, para las dos partes. Me alegro mucho que hayan puesto la mediación, ¡qué bueno! Ya se hace más participativa la ley y más fuerte. No entiendo cuál es el problema.

—¿Ya está bien balanceada la ley?

Si hacen la reglamentación, estaría perfectamente balanceada.

—¿Alguna vez le han tachado de machista por su forma de pensar?

[Suspiro] Vos sabés que uno puede tener muchos detractores. Pero solo doy mi opinión y respeto la de los demás. Eso es todo. Yo soy abogada y doy mi opinión. Estudio una ley y digo: “Ve, aquí atenta contra la Constitución”.

—¿Cómo se lleva con los grupos feministas?

Yo defiendo mi posición. Ellas defienden su posición. No tengo idea de cómo piensan ellas. Si son radicalistas, feministas, no tengo idea. Yo no vengo con una bandera y pobrecitos los hombres. Nada que ver. Solo soy una estudiosa del Derecho.

—¿Considera que Nicaragua es un país machista?

No, no. Porque si no, no hubieran promovido una ley a favor de las mujeres.

—Pero si la promovieron es porque era necesaria.

Había un vacío en la ley; pero no lo podés llenar solamente con favoritismo para un género. Yo dije: “¡Qué bueno que apoyaron una ley de violencia contra las mujeres! Porque si a mí me acosan en mi trabajo y es mi jefe...”. Pero ideay*, yo también he tenido jefas... A ver, ¿y si una lesbiana anda molestando a una muchachita? No se puede hacer nada, porque es mujer. Si fuera hombre, sí se puede.

—Entiendo que cuando una mujer mata a otra eso no está tipificado como femicidio.

¿Ya viste? ¿Por qué la ley solamente va a decir “violencia contra las mujeres” cuando soy casada o tengo una pareja? Pero, ¿y si mi jefa me está acosando? ¿No puedo defenderme de otra mujer? Nadie le va a decir nada a mi jefa si me empuja, me abofetea o me acosa.

—¿Entonces todavía hay vacíos en la ley?

Hay que generalizarla un poco más. La violencia no solo la provoca un hombre, me la puede provocar una mujer. Puede invadir mi casa, causarme daño económico, patrimonial, si me junto con una mujer. Los organismos que buscan la igualdad de género promueven el matrimonio entre hombres y entre mujeres. Pero si me quiero casar con una mujer, no me defendés. ¿Y entonces?

—¿Usted no ve machismo en Nicaragua?

Hay en todo el mundo, no solo en Nicaragua. Y no es característica del hombre, también de la mujer.

—¿Los femicidios no le hablan de machismo?

Claro que sí, porque si me mata una mujer no es femicidio.

—Entonces, para usted, ¿el machismo no está en el delito, sino en la tipificación?

Está en la manera de tipificarlo, si un hombre mata a una mujer es femicidio; pero si es al revés, ¿cómo se llama? Pero también hay hombres que matan por machismo. Las dos cosas son verdad.

—¿Para usted hay victimización en la ley?

Si un hombre inocente pasa dos días en la cárcel, ¿acaso no fue victimizado? Y si yo vengo y pongo una denuncia contra una mujer y no tengo una herramienta para defenderme, es victimización. La ley no incluye violencia de mujer a mujer. Nos excluye a todas las mujeres.

—Si sos violentada por una mujer, ¿no podés recurrir a otras herramientas legales?

Pero es que la ley dice “violencia contra las mujeres”... Si le hubieran puesto “Ley de Violencia de los Hombres contra las Mujeres” hubiera sido exacta como está ahorita. Pero si se llama “Ley contra la Violencia hacia las Mujeres”, ¿por qué no me protegés si una mujer me hace un daño? La ley es muy radical y discriminatoria con nosotras las mujeres.

—Ahora, ¿existe algún riesgo en la mediación?

Yo lo que veo es que se logró un equilibrio en la ley. Decime vos lo que me vas a decir. Decime vos lo que pensás. La ley debe ser equilibrada, no apasionada. La mediación es un acuerdo entre partes, no hay que tenerle miedo. Si probamos la ley como estaba, probemos ahorita la mediación. Vamos a ver cómo nos va.

Plano personal

Anielka Castillo tiene 32 años y es originaria de Managua. En 2006 obtuvo su licenciatura en Derecho, en la Universidad Americana (UAM). Tiene 11 años de experiencia en el ejercicio de la profesión y ha litigado en las áreas penal, civil, mercantil, laboral y tributario y notarial.

En 2009 empezó a trabajar como abogada regional en Nicaragua para un bufete de Costa Rica especializado en temas de derecho ecológico y ambiental. También ha estudiado mucho la negligencia médica. Actualmente trabaja como abogada independiente.

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* Palabra de los nicaragüenses. El diccionario de la Academia dice: “interj. Nic. U. para denotar extrañeza o protesta.” [Nota de Con nuestro Perú.]

La Prensa.com.ni, Managua 06-10-2013

http://www.laprensa.com.ni/2013/10/06/seccion-domingo/165040--779-se-perdio-igualdad


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