basilica de san pedroMiguel Ángel Rodríguez Mackay

Sin duda es un punto de quiebre en la posición tradicional de pacifismo de la Santa Sede la reciente aprobación de los bombardeos en Iraq contra las milicias del grupo Estado Islámico de Iraq. La actitud internacional de la Iglesia se debe por supuesto a los ataques y persecuciones que vienen realizando los yihadistas obligando el desplazamiento de las minorías cristianas en esa región, lo que condenamos por cierto.

 Quisiera ir un poco más al fondo de la decisión vaticana. La Santa Sede, el estado más pequeño del mundo con cerca de 44 ha de superficie y con 900 habitantes, tiene la calidad de observador en la ONU. Tiene voz pero no voto. Por la firma del Tratado de Letrán con la República Italiana en 1929, cuenta con un territorio propio e independiente pero sus actividades en el mundo están en función de la doctrina, el magisterio y los preceptos de la Iglesia que se han forjado por la construcción de la institución en dos mil años a partir del Evangelio.

La Iglesia tiene dos conductas legadas de Jesucristo y de las que no puede apartarse: la misericordia y el perdón. Junto a estas su ecumenismo para la salvación de los hombres. De allí su intangibilidad y su apartamiento de las cosas del mundo.

La frase del Nazareno: "Mi reino no es de este mundo" tiene sentido escatológico y junto a este carácter en la Iglesia ha estado presente el koinoné o ayuda mutua aún en la adversidad. Las encíclicas papales son categóricas.

Es mejor desde la Iglesia seguir orando por el amor al enemigo. Ha sido parte de su sostenimiento en dos milenios. Cuidado con que se le exija luego aprobar otros ataques como los de Gaza o ciudades de Israel. Esa no es su misión.

Correo, 13.08.2014