María del Pozo*

Después de una campaña que ha durado años y ha comprometido a diferentes gobiernos, España ya tiene su asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ¿Será una oportunidad para los derechos humanos o una simple tarjeta de visita?

ONU Consejo Seguridad

 

Un asiento te da prestigio en la comunidad internacional, pero, sobre todo, ofrece a España la posibilidad de influir en temas internacionales trascendentes  y, si tiene la voluntad política, también le ofrece la posibilidad de asumir un papel de liderazgo muy necesario para establecer una mayor protección a los derechos humanos en situaciones que afectan a la paz y seguridad internacionales.

En países como Siria, se siguen cometiendo graves violaciones, y es un ejemplo clamoroso de como el Consejo de Seguridad falla en su responsabilidad de salvaguardar la paz y la seguridad, y proteger al mismo tiempo los derechos humanos. El uso del veto de forma irresponsable por parte de algunos de los miembros del Consejo tiene un efecto devastador y ha conseguido bloquear medidas tan obvias como un embargo de armas o la remisión a la Corte Penal Internacional.

Hacemos un llamamiento a España para que inste a los cinco miembros permanentes a comprometerse a que dejen de usar el veto en casos en los que crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y genocidio se estén cometiendo, o en casos de que haya un claro riesgo de que se cometan dichos crímenes. También le pedimos al Gobierno español que vote a favor de resoluciones dirigidas a abordar las graves violaciones que se siguen produciendo en lugares como República Centroafricana, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y la RPD de Corea.

El Consejo de Seguridad debe proteger a la población civil, garantizar acceso a la ayuda humanitaria, evitar que las armas lleguen dónde no deben, y observar, documentar, condenar y asegurar que se rinden cuentas de los crímenes de derecho internacional y otras violaciones de derechos humanos.

También desde el Consejo se debe mejorar la protección a mujeres y niñas. Ellas son quienes sufren el mayor impacto de los conflictos armados: sus cuerpos son el campo de batalla, y en muchas ocasiones su voz ni siquiera se escucha en los salones de Naciones Unidas. Documentar, investigar y enjuiciar los delitos sexuales y basados en el género se ha convertido en una clamorosa necesidad. Es urgente garantizar su acceso a salud sexual y reproductiva, y especialmente si se dan embarazos fruto de violaciones. La agenda está delante nuestros ojos ¿Está España dispuesta a impulsarla?

Desde Amnistía Internacional le pedimos al Gobierno español que se tome su asiento de Naciones Unidas acompañado por todas estas víctimas, las tenga en cuenta y actúe de forma proactiva en su beneficio. El deseo e interés en estar sentado en el Consejo de Seguridad debe obedecer a una voluntad clara de mejorar la vida de miles de personas. Cualquier otra prioridad sería otra oportunidad perdida ¿Pueden las víctimas contar con nosotros?

*Amnistía Internacional
Centro de Colaboraciones Solidaras