Rusia y los riesgos de su ajedrez sobre Crimea
Miguel Ángel Rodríguez Mackay
La aprobación de la independencia de Ucrania que acaba de decidir debajo de la mesa el Parlamento de Crimea, avalando la pretensión rusa de conseguir su separación de Ucrania para luego anexarse a Moscú, no es garantía para legitimar ninguna escisión política. Más aún, el próximo referéndum al que han sido convocados los dos millones de crimeos carece de los presupuestos jurídicos consagrados en la Carta de San Francisco de 1945, para sostenerlo como verdaderamente democrático. En efecto, la referida Carta de la ONU establece entre sus principios el respeto a la libre determinación de los pueblos; sin embargo, refiere que esta solo es posible si acaso se realiza sin injerencias externas.