El ministro de Defensa de Chile, Andrés Allamand, es abogado, hombre dedicado a la política y desempeña ese importante cargo en el gobierno de Sebastián Piñera. Pero resulta que acaba de dar a conocer una tardía vocación por la vida del campo; especialmente tiene una debilidad por lo pastoril.

Sucede que el día 14 del presente el señor Allemand dio declaraciones que no aportan nada nuevo a las opiniones que se conocen sobre la posición que defiende Chile cuando se trata de los robos territoriales contra el Perú. Expresó refiriéndose al desminado de la frontera y a la invasión del Triángulo de Tacna: “Dicen que son muy amigos nuestros, pero nos demandan ante tribunales internacionales […] nosotros no tenemos reivindicaciones territoriales de ninguna especie”. Negando la intención chilena de asesinar miles de peruanos, habló: “[…] hay una campaña permanente para presentar a Chile como un país armamentista, como un país agresivo”, con lo cual quiere dar a entender que Chile compra armamentos para mirarlos o exhibirlos, no para matar a peruanos que intenten revertir la reciente invasión de Tacna.

Sabemos que como resultado de la traición de políticos, militares y diplomáticos peruanos, el avance del dominio chileno en el Perú incluye por lo menos ocho puntos1. Subrayando la necesidad de que los peruanos acepten la predestinación que el Perú tiene reservada como país sirviente de Chile, dijo el ministro de Defensa chileno:

“Chile y Perú hemos coincidido en que tenemos que construir un futuro en conjunto, pero digamos las cosas como son: hay ciertos personeros —a los que yo no voy a identificar— que permanentemente hostigan las posiciones chilenas”. Aquí con la frase “construir un futuro en conjunto" Allamand se expresa con la seguridad de quien ha hablado con alguien —¿el presidente Humala?— que en nombre del Perú ha asegurado a Chile la voluntad de hundir más al Perú en el campo del dominio y parasitismo chileno. Pero pese a las concesiones que Chile obtiene en su colonia Perú, algo inquieta a Allamand (“hay ciertos personeros […] que permanentemente hostigan las posiciones chilenas”). ¡No puede ser!: Chile, país del Primer Mundo, nos hace generosamente el favor de civilizar y traer la modernidad al Perú, y algunos desagradecidos y radicales se oponen a tan buenas intenciones.

Siendo muy conocidas las cosas que el señor Allamand declaró, ¿por qué las dice? No debe extrañarnos que un ratero defienda las raterías de su país. Entonces debe haber otro motivo o propósito.

Y lo hay. Resulta que la invasión del Triángulo de Tacna ya tiene la aprobación de la fuerza armada peruana2, cuya aquiescencia se cultivó oportunamente3, del poder ejecutivo y de la cancillería; pero el Congreso aún no se manifestaba. La pequeña duda de los ladrones chilenos era saber si al romperse el silencio del Congreso peruano respecto de Chile, iba a suscitarse como tema de agenda la invasión del Triángulo de Tacna.

La forma apropiada que encontró el señor Allamand para resolver el misterio fue decir algo —aunque fuesen conceptos conocidos— que provocara alguna respuesta del Congreso peruano y que diera a Chile la seguridad de que entre los parlamentarios peruanos se mantiene una firme e inquebrantable lealtad a la patria chilena.

¿Es establo?

Algunos críticos del Congreso peruano dicen que es un establo, pero esta comparación no es apropiada, pues un establo nos hace pensar en vacas y también en toros, que son animales peligrosos. La verdad es que en el Congreso no hay vacas ni toros —ni menos otorongos—, ni es un establo; más bien es un redil en que moran inofensivos carneros. Así, cuando Andrés Allamand soltó sus declaraciones, que han sido un globo de ensayo, se produjo la reacción esperada: el coro ovino de tenores y sopranos respondió cantando de manera armónica. “Veo a los chilenos preocupadísimos, van a perder en La Haya, y están preparándose para la derrota”, baló una machorra; “[…] para nosotros todo va bien, y ellos son los que no saben qué hacer. No se dan cuenta de que las cosas que están hablando indican a los jueces que los chilenos han comprendido su difícil situación jurídica”, casi mugió un padrillo; “Nos guían sentimientos de paz y de amistad; no aceptamos esas imputaciones; el Perú siempre es respetuoso del orden internacional y de las buenas relaciones entre vecinos”, baló un llamativo tricorne. Entre otros

A la distancia el pastor Andrés Allamand sonríe satisfecho y hace tintinear sus cencerros: ninguno de los carneros del Congreso mencionó en sus melodiosos balidos la invasión chilena del Triángulo de Tacna.

 

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1 Tenemos:

a) Cesión de cielos peruanos a la aerolínea chilena LAN para que domine cielos peruanos y ejecute su probado espionaje.

b) Entrega del mar peruano, que es dominado completamente por la marina mercante de Chile, más el control de importantes puertos y funcionamiento de agencias de aduana chilenas en el Perú.

c) Entrega a Chile del control del mar del Perú, que ya no puede decidir libremente cuánto va a pescar en nuestro mar, lo cual compromete seriamente nuestra seguridad alimentaria. Según el convenio que aplica el gobierno de Ollanta Humala, el primer deber del Perú es informar a Chile el estado y volumen de la masa de peces que se puede capturar en nuestras aguas.

d) Entrega de tierras agrícolas a Chile, cuando el Perú tiene millones de campesinos sin tierra.

e) Entrega a Chile de la posición geográfica del Perú, mediante la Alianza del Pacífico que ha organizado Chile y en cuya fundación el Perú ha pasado una gran vergüenza.

f) Anuncio público de que en la agenda de temas de la reunión del 6 del presente mes en Antofagasta (para fundar el proyecto chileno "Alianza del Pacífico") estaba la integración energética, lo que satisface una exigencia de la fuerza armada chilena, que desea el funcionamiento normal de la industria del cobre (Codelco).

g) Permanente homenaje y respeto del Perú a sus invasores chilenos, con el monumento que militares peruanos han puesto en honor del ladrón y asesino chileno Arturo Prat Chacón.

h) Facilidades para que las inversiones de empresas chilenas revendedoras y de otro tipo alcancen un total de 7 mil millones de dólares.

2 Que caballerosamente sacó de la frontera sur las tropas y las envió a sitios como Cajamarca y Espinar, donde obstinados campesinos indígenas realmente ponen en peligro la integridad territorial del Perú. ¡El Perú no tiene peores enemigos que los peruanos!

3 Las famosas conversaciones “dos más dos”, que reunían periódicamente a los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de Perú y Chile, sirvieron para que Chile convenciera a los peruanos de que su robo de Arica y Tarapacá era irreversible y de que la invasión del Triángulo de Tacna iba a ser muy beneficiosa para la paz entre los dos países y para el progreso del Perú.

 

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