Las angurrientas sectas evangélicas persiguen a sus fieles para cobrar sin falta los diezmos, con lo cual los llamados pastores viven a cuerpo de rey, aunque vean en harapos a sus incautos seguidores. Ahora su codicia va más allá y, tras poner los ojos sobre el estadio Alianza, quieren el estadio de la “U”.

Esto, sabiendo que en Lima son escasos los campos en los cuales los jóvenes pueden practicar algún deporte que los aleje de los vicios y la delincuencia.

Como recuerda Diario Uno, los diezmos y las ofrendas siguieron creciendo y los religiosos empezaron a comprar las mansiones de dueños urgidos de dinero, los cines de barrios que el tiempo había hecho fracasar; luego pasaron a comprar los coliseos como el Amauta y ahora pretenden comprar los estadios de los equipos más importantes del país.

Casi todos los estadios están en peligro, en los ojos de los que se hacen ricos con la fe. Los religiosos aseguran compraron ya la explanada del estadio del Club Alianza Lima pese a que, según los entendidos, las leyes prohíben tal venta por ser intangible.

Ahora, según fuentes dignas de crédito, el polémico pastor de la iglesia El Aposento Alto, Alberto Santana y otros quieren comprar el estadio del club de fútbol Universitario de Deportes, más conocido como la “U”. Buscan recintos cada vez más grandes y hacer ahorros de miles de soles por el concepto de alquiler.

Compra de deuda

El jurista Guillermo Olivera Díaz explicó que los religiosos, en el caso de la “U”, estarían buscando comprar la mayoría de acreencias, deudas, al concurso de acreedores que cumplen un proceso concursal.

Indicó que los religiosos tienen el dinero suficiente para acercarse a la junta de acreedores que administra el estadio Monumental de Ate Vitarte y proponer la compra del mayor porcentaje de la deuda.

Hay agrupaciones religiosas que alquilan el estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para eventos proselitistas, dijo Olivera Díaz, y que pagan mucho dinero por el recinto universitario, pero que no pueden comprarlo porque es una universidad del Estado; sin embargo, “el estadio de la ‘U’ es privado, no está levantado en un terreno donado como el caso del estadio de Alianza Lima, ubicado en el barrio Matute de La Victoria”.

El abogado Antonio Castillo dijo al Diario UNO que Universitario de Deportes está siendo administrado mediante proceso concursal y cualquier pretensión de compra tendrían que verlo mediante acuerdo de sus acreedores.

“Si algún sector se opone al interior de la junta de acreedores puede impugnar judicialmente el acuerdo que se haya adoptado en ese sentido”, sostuvo. Por otro lado, añadió, “la Ley del Sistema Concursal prevé que el interés de la masa de acreedores se superpone al interés individual de cobro de cada acreedor. Tampoco se puede desnaturalizar el fin social de la empresa sometida a concurso, convirtiendo una instalación deportiva en ambiente religioso”.

Es posible, dijo el economista Gustavo Guerra García, que los religiosos estén negociando con algunos de los acreedores o con la Junta de Acreedores. “Es un procedimiento reglamentado por Indecopi. En teoría sí pueden comprarlo. Pero requeriría mayoría de la representación de la Junta de Acreedores”, manifestó.

Los acreedores

Los principales acreedores del club son la Sunat y la empresa Gremco, y hay otros, pero no tan significativos como los mencionados. Los religiosos estarían buscando la manera de acercarse a la junta a fin de tener mayoría para tomar la administración del estadio con el propósito de hacer sus actividades y olvidarse de pagar, en muchos casos, alquileres millonarios.

El actual administrador del club Universitario de Deportes es Carlos Moreno Grández.

Moreno Grández quiso concesionar el Campo Mar, que es lugar de entrenamiento del club.

Los religiosos no quieren comprar el Campo Mar porque está en Lurín, muy alejado de la ciudad donde viven los fieles.

Tratándose de un club con el arraigo social de Universitario de Deportes, no debe dejar de mencionarse la probable reacción que sobre el tema adopten sus enfervorizados parciales.

Según una investigación del portal Wayka, los religiosos tienen dinero suficiente para comprar cualquier tipo de propiedad. La iglesia Agua Viva pagó 6 millones de dólares por el coliseo Amauta.

El pastor Rodolfo González, según Wayka, recauda 7 millones de soles durante un año.

Las iglesias evangélicas están exoneradas del pago del IGV.

El jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Sergio Espinoza, dijo que las iglesias evangélicas deben estar en capacidad de responder a la Fiscalía o la policía, quiénes son las personas que aportan y cuánto han dado.

 

Con información de Diario Uno

 

Artículos relacionados

Depravadoras de menores se jactan de ser evangélicas: Gisela y Tula
Niños peruanos torturados en los EE. UU. por evangélicos: incapacidad de burocracia nacional
Pastor evangélico quema viva a mujer
Sudáfrica: Pastor evangélico mata mujer para probar “poder de Dios"