Como lo habíamos advertido, esta instigación al caos político promovida por la “señora K” , como se conoce en el hampa judicial a Keiko Fujimori, sería su estrategia para darle tiempo y fugar del país como único escape para burlar los 30 años de prisión que ha pedido la Fiscalía para ella, acusándola de ser la cabecilla de una organización criminal.

 

keiko fujimori 146

 

De modo que a esta derrotada candidata no le importa el Perú y desestablizarlo en caos, sólo le interesa ponerse a salvo y burlar a la justicia, cómo no, para gozar de parte de los más de US$6,000 millones de dólares que saqueó su padre al Estado.

Hay nueva información, según la cual la también hija de Alberto Fujimori, a su vez cabecilla de organización criminal y que huyó cobardemente a Japón, ya habría iniciado gestiones para huir mediante asilo. Suponemos que habrá escogido Japón, porque el Perú no tiene tratado de extradición con ese país, por sus ancestros y por tener allí familiares que huyeron para no afrontar procesos por delitos de corrupción que se les seguían.

 

keiko fujimori manotazos ahogado

¿Será la fuga por mar como su "maestro" Vladimiro Montesinos? Por ahora está dando manotazos de ahogado.

 

Diario Uno informa así hoy: 

 

Keiko buscaría asilarse para evitar ir a la cárcel

De acuerdo a lo señalado por una alta autoridad religiosa, la investigada lideresa de Fuerza Popular ya habría iniciado gestiones en una embajada europea. Particular pedido a Perú Libre implica que el partido no se “oponga” al asilo, aunque olvida que Castillo recién será autoridad el 28 de julio.

 

Hace dos días los miembros del equipo técnico de Relaciones Exteriores de Perú Libre fueron sorprendidos por el inesperado pedido de cita de una alta autoridad religiosa del sur del país, quien argumentaba la necesidad de realizar una «gestión de naturaleza humanitaria». Al producirse el discreto encuentro, el interlocutor refirió que el motivo era sondear la opinión del profesor Pedro Castillo y su dirigencia sobre un eventual pedido de asilo diplomático en favor de Keiko Fujimori. 

El prelado aclaró que su intervención era absolutamente personal y no a nombre de la Iglesia y que respondía, sobre todo, a su interés de «contribuir a restablecer la paz y la concordia en todas las diócesis del sur, alteradas por el enfrentamiento electoral y castigadas por el recrudecimiento de la pandemia». En ese sentido, solicitaba los buenos oficios de los diplomáticos que asesoran a Perú Libre a efecto de que no se opusieran a esta salida «que podría devolver el equilibrio al país» y que aconsejaran a Pedro Castillo a aceptar el retiro voluntario de la candidata de Fuerza Popular. 

Adicionalmente mencionó que ya se habían realizado contactos con un país miembro de la Unión Europea que estaría dispuesto a recibir a Keiko Fujimori y a toda su familia, en calidad de asilados; lo que le impediría realizar cualquier tipo de actividad política en contra del futuro gobierno. 

Repuestos de su sorpresa, los representantes de Perú Libre le manifestaron al interlocutor que el tema no era solo diplomático, sino básicamente jurídico pues la lideresa del fujimorismo enfrenta varias acusaciones fiscales por delitos con penas graves, como el lavado de activos. Sin embargo, en correspondencia con la franqueza de la propuesta se comprometieron a transmitir la conversación al virtual presidente electo y transmitirle al monseñor su punto de vista o, incluso, gestionar una entrevista con Pedro Castillo, dando así por culminada la reunión. 

EJEMPLO PATERNO 

Un eventual abandono del país por parte de Keiko Fujimori para eludir la acción de la justicia, no haría sino repetir la historia de su padre quien, el 13 de noviembre de 2000, aprovechó su asistencia al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se realizaría en el sultanato de Brunei, para huir a Japón, desde donde cuatro días después anunció su dimisión por fax. Durante su estancia en el país asiático, el gobierno peruano intentó, sin éxito, en varias ocasiones su extradición, la que solo se logró en 2007 desde Chile, país al que había llegado en 2005. 

No fue el único caso de mandatario asilado, pues en noviembre de 2018 el expresidente Alan García Pérez ingresó a la embajada de Uruguay en Lima, al enterarse de una orden judicial que le impedía abandonar el país por 18 meses como investigado por colusión, lavado de dinero y tráfico de influencias, delitos ligados a la concesión de la línea 1 del Metro. Sin embargo, 17 días después el gobierno del presidente Tabaré Vázquez le negó el asilo por considerar que no se ajustaban a la tipificación de «persecución política» que el líder aprista había invocado. 

En el caso de Keiko Fujimori no es la primera vez que se habla de asilo, pues la exparlamentaria Luz Salgado reconoció que en 2018 le recomendó a su lideresa ingresar a una embajada, como en ese momento lo había hecho Alan García. Un año después, los fiscales que investigan a Keiko advirtieron la existencia de esa posibilidad, aunque la abogada Giuliana Losa descartó que fuese a solicitar asilo. 

CUESTIÓN LEGAL 

La lideresa del fujimorismo afronta un pedido fiscal de más de 30 años de prisión por presunto lavado de dinero en la financiación de sus anteriores campañas electorales en 2011 y 2016 por parte de la empresa brasileña Odebrecht, cuyos ejecutivos están siendo procesados por corrupción, y de otras empresas peruanas. 

De haber resultado electa, su cargo le hubiese permitido eludir el proceso; posibilidad que se le ha cerrado con los resultados electorales que dan como ganador a Pedro Castillo. 

PALABRA DE KEIKO 

En diciembre de 2019 dijo «No he solicitado asilo, a pesar de que me lo han recomendado». Ahora no se sabe, si seguirá sosteniendo lo mismo, tras su derrota electoral. 

Con información de Diario Uno

 

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