El caso del general Edwin Donayre

Sirvientes y rabonas de Chile se alegran de su posible pase a retiro y cierran filas para defender monumento al chileno basura Arturo Prat


Como informamos ayer, el general Edwin Donayre, aludiendo al enemigo del Sur, que es Chile, país delincuente, dijo que los chilenos —invasores, se entiende— que entraran al país tendrían que salir del Perú en ataúdes o, si éstos se acababan, en bolsas de plástico. Declaraciones muy prudentes y generosas, pues a los invasores se les debería quemar en un basural.


 
Como si no estuviese delinquiendo al usurpar hasta hoy nuestros territorios desde la guerra de 1879 y aumentar su usurpación de cuatro hectáreas de Tacna y más de 37 mil kilómetros de mar, con la mayor frescura el gobierno chileno exteriorizó su protesta y exigió que sus sirvientes apristas aclarasen las palabras del general. Con mucha prisa, el gobierno aprista, que está al servicio de Chile y no de los peruanos, en lugar de decir a Chile “Ladrones, salgan primero de nuestros territorios y después aclararemos”, respondió sumisamente diciendo que las declaraciones del general Donayre no representaban el punto de vista oficial del gobierno peruano; además, los sirvientes, para que su Michele Bachelet se sienta satisfecha, informaron que el general Donayre iba a ser pasado al retiro (lo que se comprende de esto es que el general de todas maneras se va porque falta muy poco para que pase al retiro, según las normas de la carrera militar).


Momento de los hechos

Como nada es casualidad, se pone en primer plano esta noticia no sólo para “castigar” al general Edwin Donayre, sino para distraer a la opinión pública peruana con el fin de hacerle olvidar de que mañana, 27 de noviembre, se cumple un aniversario más de la batalla de Tarapacá, en la que el ejército peruano derrotó a los chilenos rateros y terroristas.

Para Chile y sus sirvientes peruanos es muy importante mantener al pueblo peruano con una baja autoestima, y con ese fin procuran borrar de la memoria colectiva hechos gloriosos como la victoria peruana en Tarapacá. Ése es el punto, el objetivo. Para quienes tienen estas intenciones, militares como el general Edwin Donayre son gente peligrosa, porque no entran al carrusel de la servidumbre hacia Chile.

Con júbilo inocultable, con entusiasmo de fiel rabona chilena, hoy 26 de noviembre de 2008, el diario limeño La República, pone en primera plana: “Donayre cometió torpeza de alto grado / Fuera del Ejército!” Preguntamos a las rabonas de La República: ¿Por qué así, con letras grandes, no piden que se dé baja deshonrosa a los marinos peruanos sirvientes de Chile que pusieron un monumento en la Escuela Naval para “honrar la memoria” del hampón chileno Arturo Prat? A ver, ¿qué tal si mañana 27 ponen en primera plana y con letras grandes: “¡Peruanos, rindamos homenaje al Mariscal Cáceres por la victoria de Tarapacá!”?

Sabemos que esto es pedir peras al olmo, pero es necesario escribirlo para que los peruanos sepan quiénes son los sirvientes (¿gratuitos?) de Chile. Vamos, señores de La República, no tengan miedo de los chilenos, no muerden, no pegan, son genéticamente cobardes; a lo más se abstendrán de pagar la mensualidad a sus sirvientes peruanos.

Los militares peruanos, en actividad o en situación de retiro, deben expresar claramente lo que les dicta su corazón de peruanos; ellos y los patriotas siempre tendrán esta modesta revista de internet para expresarse. La palabra de los militares patriotas servirá para alertar a todos los peruanos de los peligros y planes siniestros que Chile, país delincuente y enemigo del Perú, prepara contra nosotros los peruanos. Tenemos ya noticias de que marinos dignos de la patria, asqueados por el servilismo de ciertos jefes, están escupiendo al monumento de la bazofia Prat. Por algo se empieza.

El costo

En Chile se ha armado tremenda grita por estas declaraciones del general. Allá no están contentos con que se vaya (ya saben que falta muy poco para su retiro). Concretamente, están presionando para que sus lacayos en Lima destituyan al general peruano Edwin Donayre; quieren verlo muy castigado y si es posible escarnecido, tal es la confianza que tienen en los sirvientes que cumplen órdenes de Santiago.

Militares como el general Edwin Donayre sufren hostilidad y castigo de parte de los enojados sirvientes de Chile que gobiernan el Perú siguiendo el mandato de Santiago. Pero si por la carrera que ha elegido, un militar está dispuesto a entregar la vida por el Perú, ¿cómo le van a asustar una baja o los insultos de las rabonas (¿o robonas?) chilenas? ¿Qué tanta preocupación por una baja (no deshonrosa) o una temporada en la cárcel, si los sirvientes prochilenos son presionados por su patrona Michele Bachelet?