Génova: ¡otra joyita diplomática!
Génova: ¡otra joyita diplomática!
por Herbert Mujica Rojas
Tal parece que Perú ha prohijado una parvada de cónsules que ha entendido su misión al revés: en lugar de comprender, resolver, orientar y acoger a los connacionales, ganan dinero a carretadas, son patanes, atienden cuando les da la gana y ni la muerte les conmueve. Y, por cierto, si va el embajador ¡ni siquiera hacen acto de presencia! En Génova, hay un señor de nombre Jaime Miranda Delizzie, que se ha dado el lujo de no inmutarse en las veces que llegó Carlos Roca Cáceres, representante del presidente de la república en Italia, ¡porque no apareció nunca! Digamos que esto del protocolo puede ser un asunto menor aunque no le sentaría mal a Miranda comprender que el Estado le da el cargo —también se lo puede retirar— y que se debe a los peruanos que sufragan su puesto.
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por Herbert Mujica Rojas
Tal parece que Perú ha prohijado una parvada de cónsules que ha entendido su misión al revés: en lugar de comprender, resolver, orientar y acoger a los connacionales, ganan dinero a carretadas, son patanes, atienden cuando les da la gana y ni la muerte les conmueve. Y, por cierto, si va el embajador ¡ni siquiera hacen acto de presencia! En Génova, hay un señor de nombre Jaime Miranda Delizzie, que se ha dado el lujo de no inmutarse en las veces que llegó Carlos Roca Cáceres, representante del presidente de la república en Italia, ¡porque no apareció nunca! Digamos que esto del protocolo puede ser un asunto menor aunque no le sentaría mal a Miranda comprender que el Estado le da el cargo —también se lo puede retirar— y que se debe a los peruanos que sufragan su puesto.