Biocombustibles, crimen contra la humanidad
Por José Carlos García Fajardo (*)
Los gobernantes del mundo han permanecido de espaldas a las señales que anunciaban las crisis alimentarias que afectan a cientos de millones de seres humanos. Ahora se pierden en buscar sus causas en lugar de atacar directamente a la intervención de los especuladores y al disparate de dedicar a combustible para las máquinas los productos de la tierra vitales para los seres humanos. Cierto que han influido en el coste de los transportes, las fluctuaciones de las monedas, el pretexto del clima, etc., mientras que en países como Vietnam, China, India, Argentina, Brasil y otros han multiplicado la producción de cereales y demostrado que el desarrollo de la agricultura puede arrancar del hambre a su población. Ahora les aterran las manifestaciones de las poblaciones hambrientas que no pueden importar a sus nuevos precios el arroz, el trigo, el maíz, la leche, el azúcar y la soja. Nosotros, los países ricos de Europa y de América somos responsables de una estrategia desastrosa en la que participaron el Banco Mundial, el FMI y la OMC, atentos solo a sus intereses.