Con la pasión y la ira de los justos
Por José Carlos García Fajardo*
Nuestro planeta se ha convertido en un espacio económico único, en espacio político único, en espacio mediático único, reflexiona A. Maalouf. Pero lo que se consigue con eso es que todavía estén más claros los aborrecimientos mutuos. La ruptura entre Occidente y el mundo árabo-musulmán no ha dejado de agravarse, al tiempo que se afirma el Océano Pacífico como espacio de encuentro y de enfrentamiento de la nueva Era que apenas nace. Al Mediterráneo, sucedió el Atlántico y ahora se batirán los dirigentes hegemónicos en el último reducto de un planeta agotado.