Al término de un encuentro con la ministra sudafricana de Relaciones Exteriores, Maité Nkoana-Mashabane, la señora Hillary Clinton, al ser interrogada sobre la situación en Siria, declaró: «Pienso que podemos empezar a hablar y a preparar lo que sucederá después, al día siguiente de la caída del régimen. No estoy fijando un plazo. No puedo hacer la predicción, pero sé que eso va a suceder, como lo saben la mayoría de los observadores en el mundo. Es por eso que tenemos que asegurarnos de que las instituciones del Estado queden intactas. Tenemos que asegurarnos de que hayamos expresado expectativas muy claras para prevenir una guerra de religión. Los que tratan de explotar la miseria del pueblo sirio, ya sea enviando combatientes en su lugar o enviando terroristas, tienen que reconocer que eso no será tolerado, en primer lugar y ante todo por el propio pueblo sirio.» [1].

En los últimos años se producen con cierta frecuencia en Israel ataques contra iglesias, mezquitas y árboles (especialmente olivos, que son destruidos). Pese a que esto pone en situación incómoda a las autoridades de Tel Aviv, que desean evitar que en el extranjero la gente piense que los israelíes de religión judía son intolerantes, hasta la fecha no se ha capturado a nadie y menos se ha iniciado juicio.

Las “guerras preventivas” de la OTAN, el “caos programado y controlado” por los globalizadores “iluminados”, las “burbujas financieras” de los banqueros dominados por su incesante avaricia y ahora los cambios imprevisibles del clima, atribuidos por unos a la rebelión de la naturaleza y por otros a la irracionalidad del hombre, están convirtiendo nuestro planeta en un lugar cada vez menos seguro para habitar.