petroperu edificio


Por Guillermo Vásquez Cuentas*                                                          

 

El dibujo de Quijano que ilustra el artículo de Rosa María Palacios bajo el epígrafe “Empresas Públicas ¿Por qué no?”, publicado el último 28 de abril en La República, grafica —contradiciendo la posición ideológico-política expresada por la articulista en esa nota— la situación real de la frustrada intensión de algunos círculos del Gobierno de comprar la refinería La Pampilla, grifos de combustible y otros activos de la transnacional española REPSOL para endilgarlos a las actividades de explotación económica por la empresa estatal PETROPERU.

En ese dibujo aparece un camión cuyo chofer es —inconfundiblemente— el famoso “Condorito” cuya figura ha sido intensamente difundida desde Chile a toda América, al punto que se ha convertido en símbolo gráfico representativo de los “rotos” chilenos. Condorito, con cara de contento, está al volante del camión cargado de un gran tanque circular y torres, que sin duda, representan a la refinería. Dos personas, una delante trata de impedir el avance del vehículo y otra detrás trata de jalar el carro con el mismo propósito.

La clamorosa ausencia en el dibujo de marras, es la cantidad enorme de otras personas individuales y colectivas que, en ayuda de Condorito, tratan de empujar el vehículo hacia adelante lo cual, en este caso, significa dirigirlo hacia Chile, patria de ese personaje, con el propósito inconfesable de poner su carga bajo el dominio de capitalistas chilenos.

Así, la coyuntura habría estado cabalmente captada en la ilustración. Habría sido pues, certera y elocuente la inclusión de grafías que representen a los numerosos escribas y portavoces políticos de la derecha antiestatista, que han salido con exaltación pocas veces vista en nuestra historia contemporánea a combatir en masa, con toda clase de argumentos y adjetivos, la idea de la adquisición de los bienes de REPSOL.

El papel de El Comercio

El diario El Comercio fue y sigue siendo el gran capitán de la campaña antienergética nacionalista. Páginas íntegras, sobre todo las iniciales que se leen primero, fueron dedicadas ese 28 y días anteriores y posteriores a “sustentar”, dizque, la tesis de la inconveniencia política y económica de la adquisición de los bienes que la empresa española ofreció en venta al gobierno peruano.

Ese diario, sin recordar para nada su lucha patriótica contra la International Petroleum Company que libró durante el primer belaundismo para la recuperación de los campos de La Brea y Pariñas, parece haber desempolvado, eso sí, su antigua e histórica grita “Primero los chilenos que Piérola” cuando éste lo clausuró antes de la toma de Lima por el ejército de Chile —por ponerse al servicio de la burguesía guanera— durante la rapiña armada este país perpetró contra nuestro país y Bolivia en 1879 y siguientes. Es claro que ahora ese grito se ha trocado en “primero los chilenos, antes que Petroperú” cada vez más frenético, aunque bien disimulado.

Al ritmo que los Miro Quesada marcaron, la gran mayoría de medios escritos, televisados y radiales se alinearon en exasperante seguidismo. Y lo siguen haciendo. El domingo 28, más que otros días, ninguno de ellos dejó de inundar el espectro electromagnético de  virulencia anti estatista en sus programas informativos y de análisis político. Las intervenciones y comentarios de sus locutores, presentadores, entrevistadores, generalmente coincidentes entre ellos, evidenciaban sorprendente sintonía con sus —indudablemente escogidos— “invitados”, con quienes hacían cera y pabilo de la actividad empresarial del Estado, de Petroperú, de la inexistente y ya risible “gran transformación”, mientras que se despachaban en todos los tonos reclamando la sujeción del gobierno a  la “Hoja de Ruta”, pronosticando el espanto de los inversionistas y, por supuesto, lanzando loas al esquema económico privatista y extractivista prevaleciente en el país.

El Comercio ha sido secundado con eficiencia de disimulo pocas veces vista, por sus también influyentes complementos, entre ellos los diarios Trome, Perú21, Gestión y los canales de televisión Canal N, América. Alrededor de este grupo y en la misma dirección se han alineado los demás medios y personajes de partidos políticos de derecha, en un sorprendente concierto.

Claro que en esa gran maraña de letras, voces e imágenes, hubo y hay también algunos pocos y tibios defensores de la posibilidad de compra de REPSOL y el fortalecimiento de Petroperú, del prometido abaratamiento de los combustibles como factor de real inclusión social, de la soberanía energética, de las ventajas de la compra, etc.; pero ellos —según un amigo estadígrafo que monitoreó el tema—, fueron (el domingo 28) en proporción de 86 a 14. Groseramente apabullante.

El entrismo chileno

Golbery Couto e Silva, geopolítico brasileño de signo expansionista, dijo que si uno de los fines últimos de un Estado determinado es la dominación territorial sobre otro Estado limítrofe o cercano a él (ubicado en su “primer círculo concéntrico”), debe empezar por construir gradualmente una situación de influencia en el campo económico, aprovechando ésta para incrementar al mismo tiempo la influencia en el campo político. Después, en una fase avanzada podrá franquearse el paso al factor sicosocial; y, finalmente, siempre que fuera necesario, al factor militar**.

Augusto Pinochet, dictador que gobernó Chile, fue también académico y teórico de la geopolítica de este país y en esa condición desarrolló el concepto geopolítico de Couto e Silva. Los sucesivos gobiernos chilenos, sin explicitarlo, han seguido el esquema, alentando y facilitando las inversiones de ese país en el Perú. No en Argentina ni en Bolivia. En el Perú, y con fuerza.

La pretendida dominación económica del Perú por Chile no es pura especulación ni cosa de juego. Por internet se difunden constantemente las listas cada vez más largas de unidades productivas de bienes y servicios de capitales de ese país. A los grandes malls (Ripley, Saga Falabela, Totus, Sodimac, etc.); a la compra masiva de parcelas en el valle sagrado de los incas (que ellos denominan ”Chile chico”) saturado de edificaciones de propiedad de chilenos; a las miles de hectáreas en manos de chilenos en Ica y otros lugares: al monopolio de la distribución de energía eléctrica en una capital de ocho millones de personas; a la participación del capital chileno en cientos de empresas de variado giro; a las muchas formas que adquiere el incesante entrismo capitalista chileno, se pretende ahora sumar el dominio del mercado de hidrocarburos.

La claudicación de Ollanta Humala materializada en el anuncio público de Petroperú, en el sentido de que renuncia a toda posibilidad de compra de Repsol, por mucho que se diga en contrario, abre de par en par la puerta al capital chileno para hacerse de la refinería de La Pampilla y de los grifos de expendio de combustibles.

¡Qué tal nacionalismo!

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** Con la colaboración de gobernantes traidores a la patria, eso ya ocurre en el Perú. Leer Resultado de reunión “2 + 2”: Empieza control chileno de la fuerza armada del Perú, ¡Qué vergüenza! Militares peruanos objeto de befa y escarnio chileno y Chile usurpa impunemente territorio de Tacna. Vergonzosa capitulación de militares peruanos. [Nota de Con nuestro Perú.]


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