La "Nota" del 13 de agosto de 1904, dirigida al Gobierno de Bolivia por el ministro plenipotenciario de Chile Abraham König Velásquez

Escribe: César Vásquez Bazán

Energúmeno chileno, ministro plenipotenciario de su país en La Paz. El 13 de agosto del año 1900 envió una Nota al Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia que pinta de cuerpo entero la actitud matonesca de Chile para quedarse con el litoral robado a Bolivia en la Guerra del Salitre.

El 13 de agosto del año 1900, el embajador chileno en La Paz —un bravucón llamado Abraham König Velásquez— envió al Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia Eliodoro Villazón una matonesca Nota conteniendo “las bases definitivas de paz con Bolivia” aceptables para el Gobierno chileno (König 1900, XXVII). Según el embajador, “las bases propuestas por Chile [eran] equitativas, las únicas compatibles con la situación actual… Deben ser consideradas no sólo como equitativas sino como generosas… Sería una verdadera desgracia que el Congreso Boliviano pensara de distinta manera” (König 1900, XXXIX).

Con el mayor cinismo, la Nota se refirió al “antiguo litoral boliviano” –ese mismo que desde 1842 Chile “reivindicó”– precisando König que “es y será para siempre de Chile” (König 1900, XXVIII). Es interesante anotar que durante cuatro décadas Chile se negó a aceptar la soberanía de Bolivia sobre el litoral al norte del paralelo 25. Sin embargo, tras ocupar por la fuerza de las armas dicho territorio, no tuvo inconveniente en denominarlo como el “antiguo litoral boliviano”. König insistió en dicho reconocimiento al describir el trueque que quería efectuar Chile a cambio de “la cesión definitiva del litoral boliviano” (König 1900, XXVIII).

La Nota de König especificó a continuación las obligaciones que asumiría el Gobierno de Chile, destacando entre ellas la inversión de cinco millones de pesos en la construcción de un ferrocarril, la designación del puerto chileno que adquiriría el carácter de puerto franco y que serviría de punto de partida de dicho ferrocarril, y otras concesiones de carácter financiero.

El Gobierno boliviano respondió a las pretensiones chilenas y solicitó que en el posible tratado de paz constara la siguiente cláusula de salida soberana al mar:

“El Gobierno de Chile se obliga a ceder a Bolivia, de sus posesiones de la costa del Pacífico, el dominio perpetuo de una zona de territorio que comprenda uno de los puertos actualmente conocidos, la cual zona, situada al norte de aquellas posesiones, se extenderá hasta la frontera boliviana” (König 1900, XXX).

Ante la propuesta boliviana, König respondió que se trataba de “una exigencia doblemente difícil y casi imposible de cumplir”. Repuso que desde las conferencias de 1884 entre Bolivia y Chile “quedo convenido… que una salida al Pacifico que produjera una solución de continuidad en el mismo territorio chileno, es inaceptable por su propia naturaleza” (König 1900, XXXII). Por supuesto, en la expresión anterior puede notarse la contradicción de Chile que ya consideraba el litoral boliviano como territorio propio e indivisible, a pesar que recién se le cedería como consecuencia del tratado de paz sobre el que versaba la negociación.

König continuó perorando acerca de la posibilidad que Chile pudiera transferir Tacna y Arica a Bolivia, eventualidad que descartó excusándose que en ese momento aún no se había definido la soberanía sobre tales provincias. Además, adelantó que “Bolivia no debe contar con la transferencia de Tacna y Arica, aunque el plebiscito sea favorable a Chile…Chile no acepta la cesión de la zona y del puerto pedidos por Bolivia… No hay puerto que ceder” (König 1900, XXXV).

Tras plantear la posición de Chile como ladrón territorial, el guapetón König se enfrascó en una majadera explicación del porqué Bolivia no necesitaba un puerto en el Pacífico. Según él, esto era así debido a que Chile garantizaba a Bolivia “libertad e independencia para sus comunicaciones de todo género”. Escribió el embajador sureño:

“Cabe preguntar aquí, señor Ministro, si Bolivia tiene necesidad imprescindible de un puerto en el Pacífico. Me atrevo a dar una respuesta negativa… Un puerto propio no añadiría nada al comercio ni al poder de Bolivia” (König 1900, XXXVI-XXXVII).

Y para refrendar sus palabras, König amenazó con el uso de la violencia, conducta seguida usualmente por la clase gobernante chilena en sus relaciones internacionales. Recordando que según el lema chileno, cuando no se tiene la razón se debe usar la fuerza, el matón König explicó con claridad:

“En tiempo de guerra, las fuerzas de Chile se apoderarían del único puerto boliviano con la misma facilidad con que ocuparon todos los puertos del litoral de Bolivia en 1879… Esto no es un vano orgullo, porque sabido es de todos los que conocen los recursos de mi país que su poder ofensivo se ha centuplicado en los últimos veinte años” (König 1900, XXXVII-XXXVIII).

Tras aceptar implícitamente que Chile había utilizado parte de los recursos del salitre arrebatados a Perú y Bolivia para continuar armándose y defender lo robado en 1879, König llegó al final de su supuesta Nota “diplomática” que pinta de cuerpo entero las prácticas violentistas chilenas con las repúblicas vecinas. Es aquí donde König respondió con la mayor prepotencia y sinverguencería el pedido boliviano de salida soberana al mar. Escribió König las siguientes infames palabras:

“Es un error muy esparcido y que se repite diariamente en la prensa y en la calle, el afirmar que Bolivia tiene derecho de exigir un puerto en compensación de su Litoral.

No hay tal cosa. Chile ha ocupado el Litoral y se ha apoderado de él con el mismo título con que Alemania anexó al imperio la Alsacia y la Lorena, con el mismo título que los Estados Unidos de la América del Norte han tomado a Puerto Rico. Nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones.

Que el Litoral es rico y que vale muchos millones, eso ya lo sabíamos. Lo guardamos porque vale; que si nada valiera, no habría interés en su conservación.

Terminada la guerra, la nación vencedora impone sus condiciones y exige el pago de los gastos ocasionados. Bolivia fue vencida, no tenía con qué pagar y entregó el Litoral.

Esta entrega es indefinida, por tiempo indefinido; así lo dice el Pacto de Tregua: fue una entrega absoluta, incondicional, perpetua.

En consecuencia, Chile no debe nada, no está obligado a nada, mucho menos a la cesión de una zona de terreno y de un puerto” (König 1900, XXXIX-XL).

Tras revisar la Nota del matón Abraham König Velásquez puede apreciarse la manera cínica cómo procedió la oligarquía gobernante chilena a comienzos del siglo XX buscando oficializar el robo del litoral boliviano. Ésa es también su manera de maniobrar el día de hoy, algo que es desconocido para la mayoría de peruanos.

Por eso, es indignante ver cómo en recientes días la propaganda chilena que opera en el Perú ha hecho circular la versión que las negociaciones entre Chile y Bolivia que condujeron al Tratado de Paz de 1904 fueron fraternales y sólidas, y que dicho Tratado no fue forzado ni impuesto a Bolivia por amenaza. Para echar al cesto de basura semejantes sloganspublicitarios chilenos, baste recordar las “amistosas” palabras del matón König comunicadas al Gobierno de Bolivia en el año 1900:

“En tiempo de guerra, las fuerzas de Chile se apoderarían del único puerto boliviano con la misma facilidad con que ocuparon todos los puertos del litoral de Bolivia en 1879… Esto no es un vano orgullo, porque sabido es de todos los que conocen los recursos de mi país que su poder ofensivo se ha centuplicado en los últimos veinte años” (König 1900, XXXVII-XXXVIII).

Así de “fraternal” y “amistosa” era la oligarquía chilena con Bolivia en el año 1900 y también lo es hoy. Como recuerda Jorge Siles, el “diplomático” König era de los que proclamaba a los cuatro vientos su desprecio por Bolivia, llamándola “Bolivia país salvaje”, “Bolivia país inválido”, “Bolivia Estado inconcluso”, y “Bolivia proyecto no consolidado”, entre otras bellezas. König también calificaba su conformación como nación independiente como “el absurdo de la creación de Bolivia”. Constantemente, similares adjetivaciones son utilizadas contra Bolivia por la propaganda política de la oligarquía chilena.

Fuentes

König Velásquez, Abraham. 1900. Nota del Plenipotenciario de Chile. En Donato Lanza y L. 1901. La política boliviana y las pretensiones de Chile, pp. XXVII-XL.

Lanza y L., Donato. 1901. La política boliviana y las pretensiones de Chile. La Paz: Imprenta y Litografía Paceña.


Petite Collection Américaine. 1919. Frases chilenas. París, pp. 40-41.

© César Vásquez Bazán, 2013

Julio 9, 2013


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