Un estudio realizado en la Universidad de Yale indica que el coronavirus COVID-19 ataca a las células cerebrales secuestrándolas para replicarse y priva a otras de oxígeno, según lo observado en organoides cerebrales cultivados en laboratorio y cerebros de ratón.

 

COVID 19 Universidad de Padua

Universidad de Padua

 

La investigación, en prepublicación, en Biorxiv, encontró que las células cerebrales cercanas a las infectadas se vieron privadas de oxígeno y murieron y estiman que de 30% a 84% de los pacientes con COVID-19 desarrollan síntomas neurológicos

El nuevo estudio encontró que los anticuerpos extraídos de un paciente con COVID-19 prevenían la infección en los mini cerebros cultivados en laboratorio.

Los estudiosos verificaron informes de delirios y neblina cerebral, en pacientes infectados con este virus y analizaron el proceso. Señalan que la infección parece absorber el oxígeno de otras células cerebrales cercanas a las que ha invadido, y finalmente las mata.

Una infección no controlada en las células cerebrales podría ser mortal, indican. La Dra. Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale, y su equipo utilizaron organoides del cerebro humano (pequeños cerebros cultivados en laboratorio hechos de células madre humanas) y ratones para estudiar la invasión del coronavirus en tiempo real.

En los organoides, el SARS-CoV-2 no solo se apoderó de la maquinaria de las células cerebrales que invadió, sino que las aceleró. “El estado hipermetabólico es exclusivo de las células infectadas con SARS-CoV-2 y destaca la capacidad de SARS-CoV-2 para secuestrar la maquinaria de la neurona huésped para replicarse”, escribieron los autores del estudio.

Mientras que las células cerebrales infectadas estaban ocupadas produciendo más copias del virus, parecían envenenar el entorno que las rodeaba. Las células cercanas entran en descomposición, llamado metabolismo catabólico, según el nuevo estudio.

Investigadores que han realizado estudios previos sobre COVID-19 y el cerebro, encontraron signos de falta de oxígeno dentro y alrededor de las células vecinas. Los efectos combinados enviaron a estas células a su espiral de muerte, como lo demuestran los procesos de “regulación positiva de la muerte celular”.

 

cerebro coronavirus olfato

Imagen de otro estudio muestra el daño del coronavirus en las personas que perdieron el olfato

 

Las células del cerebro, llamadas neuronas, se comunican entre sí a través de señales eléctricas. En un cerebro sano, estos impulsos se mueven sin problemas y rápidamente a través de una vasta red de neuronas, como una superautopista de información masiva e intrincadamente conectada. Al igual que los baches en una carretera, los parches de células muertas interrumpen el flujo de esa información.

Por lo anterior, las personas con lesiones cerebrales traumáticas o en las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer pueden tener “niebla mental”, pues la información cae sobre estas zonas muertas del cerebro.

Las infecciones virales no suelen durar el tiempo suficiente para causar la devastación que causa el Alzheimer, pero si un virus está matando las células cerebrales, como parece hacer el SARS-CoV-2, esto también puede nublar la cognición o causar delirio en una parte significativa de pacientes con COVID-19.

Una investigación publicada en junio en el New England Journal of Medicine encontró que hasta el 84% de los pacientes con COVID-19 desarrollaron síntomas neurológicos, como dolor de cabeza, delirio, problemas con la memoria o la atención y sensación de ardor o picazón.

Otro estudio encontró que alrededor de un tercio de los pacientes tenían síntomas neurológicos.

Se descubrió que los pacientes que murieron de coronavirus tenían signos de una forma peligrosa de inflamación cerebral en estudios de autopsias. Algunas de sus células cerebrales también se habían extinguido.

Ahora que está claro que el coronavirus puede atacar el cerebro, los científicos deben averiguar cómo llega allí y qué hacer al respecto, los cuales siguen sin estar claros.

Sin embargo, en un desarrollo alentador, los autores del nuevo estudio, publicado el miércoles, encontraron anticuerpos contra la infección en el líquido cefalorraquídeo de un paciente con COVID-19.

Cuando expusieron un organoide cerebral a estos anticuerpos, las proteínas inmunitarias bloquearon con éxito la infección de los cerebros cultivados en laboratorio.

Esa es una señal alentadora de que una vacuna o tratamientos con anticuerpos que se están desarrollando, si cada uno resulta seguro en los ensayos, podría proteger al cerebro del coronavirus.

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