punto concordia mapaPor Juan Carlos Herrera Tello*
 
El 20 de octubre de 1883 se firma el Tratado de Ancón, y entre sus estipulaciones más duras se detalla la cesión de Tarapacá, “perpetua e incondicionalmente”; y la entrega de Tacna y Arica por diez años que al culminar el lapso, un plebiscito iba a definir la soberanía de estas provincias.

Para ello se estipuló con claridad en el Tratado, la frontera de cada una de las provincias materia de la cesión, siendo el caso que los límites de Tarapacá estaban establecidos al norte con la quebrada y río de Camarones y por el sur con la quebrada y río Loa. Así también se definió en el artículo tercero el límite provisional de la provincia de Tacna que “limita, por el Norte, con el río Sama, desde su nacimiento en las cordilleras limítrofes con Bolivia hasta su desembocadura en el mar”.

Es tan precisa la redacción de esta parte del artículo tercero del Tratado de Ancón que en ningún momento se hace mención de la provincia de Tarata, creada en 1878. Pero en forma antojadiza y haciendo uso aún de su poderío sobre el vencido, Chile “interpreta” el Tratado de Ancón anexando más del 80% de la provincia peruana de Tarata, incluida su capital, como parte integrante de Tacna. El Perú reclamó por esta situación anómala, pero en la situación ruinosa en la que se encontraba, sin una fuerza disuasiva que pudiera hacer valer el papel de su diplomacia, nada se podría obtener, y se consiguió Chile uno de los baldones más vergonzosos de su diplomacia.

Chile sabía que Tarata no era mencionada en el Tratado, pero interpretando que el río más al norte era la continuación del Sama y éste llegaba a la cordillera del Barroso que aún no era la cordillera limítrofe con Bolivia y así lo fijó como supuesta frontera natural.

Durante las negociaciones para la celebración del Plebiscito sobre Tacna y Arica la “Cuestión Tarata” siempre entraba como tema a discutirse primero, pero como no se arribaba a acuerdos definitivos todo lo conversado se diluía. Una vez que se llegó a definir el Protocolo Billinghurst-La Torre en 1898 este significaba de acuerdo a su articulado, la vuelta de las cautivas al Perú, pero la “Cuestión Tarata” no fue resuelta y se la consideraba como parte del territorio plebiscitario.

Cuando se sometió al arbitraje del presidente de los Estadios Unidos el problema de Tacna y Arica, una de las cuestiones a definirse era la de Tarata, el laudo del presidente Coolidge sentenció: “que ninguna parte de la provincia peruana de Tarata está incluida en el territorio afectado por las estipulaciones del artículo 3.o del Tratado de Ancón”. Con lo que se da la razón al Perú de su viejo reclamo sobre esta porción de territorio. Y en cumplimiento al fallo del Laudo, Chile devolvió Tarata al Perú un 1.o de septiembre de 1925.

¿Qué tiene que ver este asunto ya casi olvidado en nuestros anales diplomáticos con la actualidad? Pues una situación similar nuevamente se perfila en el espectro de una frontera perfectamente definida y consolidada en1929 y que ahora antojadizamente es vulnerada por Chile, por una interpretación tan igual o similar a la que hizo en 1883, tomándose algo más.

Intentando sorprender a nuestra Nación, Chile pretende vía legislación interna, vulnerar los límites ya realizados por una comisión mixta demarcadora que inició sus trabajos el 6 de octubre de 1929, culminándolos el 21 de julio de 1930. Y amparándose en un error legal sobre la creación de la región Tacna donde se dice allí que ésta tiene su origen en el Hito 1, algo que ya ha sido corregido, y que además los errores no generan derecho. 

En Historia de las Fronteras de Chile: Los Tratados de Límites con Perú, el historiador chileno Guillermo Lagos Carmona escribe basándose en los papeles oficiales de la comisión demarcadora de su país sobre cómo debía demarcarse la frontera desde la orilla del mar::

“El 28 de abril de 1930 el Ministro Barros Castañon le dio al delegado Brieba la siguiente instrucción:

Para fijar este punto; se medirán 10 km desde el primer puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta, en dirección hacia el norte, en la pampa de Escritos, y se trazará, hacia el poniente, un arco de 10 km de radio, cuyo centro estará en el indicado puente y que vaya a interceptar la orilla del mar, de modo que, cualquier punto del arco, diste diez kms del referido puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta. Este punto de intersección del arco trazado, con la orilla del mar, será el inicial de la línea divisoria entre Chile y el Perú.

Se ordenaba colocar un hito en cualquier punto del arco lo más próximo posible al mar, pero donde quedara protegido de la destrucción del mar. Así quedó resuelta la divergencia. El hito 1 está en posición se encuentra en 18° 21¨03”.

Si la frontera tiene un límite fijo, ya establecido en las mismas actas suscritas por delegados tanto peruanos como chilenos, ¿cuál es el motivo para modificar el Tratado de límites?. La respuesta como ya lo han confesado algunas autoridades chilenas hace ya mucho tiempo es que se trata de una respuesta a la posición del gobierno de Toledo cuando iba a iniciar el reclamo propuesto sobre la Frontera Marítima y su posible demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Hoy la Corte Internacional de Justicia ya ha fallado y lo que se venía gestando desde el gobierno de Toledo ha dado sus frutos donde aparece con mayor claridad un problema donde no debía de haberlo y Chile el país respetuoso de los tratados que suscribe, (eso es lo que dicen) hoy quiere violar el Tratado de 1929 y sus instrumentos anexos para hacerse de un espacio en forma de un triángulo terrestre de cerca de 37 mil metros cuadrados.
 
La Corte Internacional no ha fallado sobre límites terrestres, ya que sobre ello no tiene competencia, lo único que fijó fueron límites marítimos, con las consecuencias que conocemos. El límite terrestre ya ha sido fijado en el Tratado de 1929 donde con claridad se establece que la línea de frontera nace en un punto a la orilla del mar llamado “Concordia” que dista 10 km del ferrocarril de Arica a La Paz. Y como hemos visto ha sido la fórmula chilena la que primó en la demarcación de la frontera.

Es necesario terminar este problema ahora y no dejar para más adelante cuestiones pendientes, aquellos que piensan que este triángulo no debe parar la integración, o que es momento de continuar dejando esto para un futuro donde todo esté más tranquilo para negociar, se equivocan. El Perú tiene los suficientes títulos sobre esa porción de territorio y no se puede permitir que unilateralmente se violen acuerdos solemnes. Continuemos con la demarcación marítima sí, y culminado eso, vayamos a resolver este asunto, que nos plantea Chile, con la armonía que le caracteriza, para con Perú.

Ver este asunto con desdén y sin el debido conocimiento histórico y diplomático, como por allí se dijera con anteojera pragmática que sólo en ese lugar hay muymuys, demuestra hasta qué punto podemos llegar en nuestra ignorancia desconociendo los muchos sacrificios que le costó al Perú para llegar al Tratado de 1929.

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