Un estudio realizado en la Universidad Northwestern, Illinois, señala que la interferencia de fuentes de luz con el sueño incide en la salud y se evidenció una probabilidad significativamente mayor de ser obesos, tener presión arterial alta y diabetes en comparación con los adultos que no estuvieron expuestos a ninguna luz durante la noche.

 

durmiente

 

El estudio fue realizado en adultos, pero ello no indica que la luz en horas del sueño no afecte a los menores. Se trató de determinar los efectos en la salud de fuentes de luz durante el sueño, ya sean teléfonos, televisores o la contaminación lumínica en una gran ciudad.

Se partió del hecho de que de forma natural  los adultos mayores tienen un mayor riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares, por lo que se buscó conocer si había una diferencia en la frecuencia de estas enfermedades relacionadas con la exposición a la luz durante la noche.

Se reclutaron más de 550 participantes: hombres y mujeres de 63 a 84 años. Durante siete días y noches, cada uno de ellos usó un actígrafo, un dispositivo que se usa como un reloj de pulsera y mide los ciclos de sueño, el movimiento promedio y la exposición a la luz.

Se comprobó que menos de la mitad de los participantes tenían constantemente un período de cinco horas de oscuridad total por día. El resto de los participantes fueron expuestos a algo de luz incluso durante los períodos más oscuros de cinco horas del día, que generalmente estaban en medio de su sueño nocturno.

Aquellos que estuvieron expuestos a cualquier cantidad de luz mientras dormían por la noche tenían una probabilidad significativamente mayor de ser obesos, tener presión arterial alta y diabetes en comparación con los adultos que no estuvieron expuestos a ninguna luz durante la noche.

Este fue un estudio transversal, lo que significa que los investigadores no saben si la obesidad, la diabetes y la hipertensión hace que las personas duerman con una luz encendida, o si la luz contribuyó al desarrollo de estas condiciones.

Sugieren que las personas con estos males pueden ser más propensas a usar el baño en medio de la noche (con la luz encendida) o pueden tener otra razón para mantener la luz encendida. Por ejemplo, alguien con entumecimiento de los pies debido a la diabetes puede querer mantener encendida una luz nocturna para reducir el riesgo de caídas.

Un posible mecanismo biológico

Hay una gran cantidad de evidencia que se remonta a años atrás que ha encontrado una fuerte asociación entre la falta de sueño y un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2, dice el estudio publicado en el portal de la Universidad de Oxford.

Puede ser que mantener una luz encendida por la noche promueva la falta de sueño. Hasta cierto punto esto es sin duda cierto. Pero, al observar una investigación clínica previa realizada con niños y adultos jóvenes se supuso que es una evidencia parcial.

Sabemos que la luz es como un mecanismo de conmutación para los ritmos circadianos del cuerpo que regulan no solo cuando nos sentimos cansados ​​o despiertos, y cuando es de día y de noche, sino también una serie de funciones metabólicas.

Es el reloj circadiano el que regula cuándo sentimos hambre, cuándo respondemos mejor al ejercicio y dónde se encuentra nuestra temperatura corporal a lo largo del día.

Los estudiosos subrayan que no es natural ver esas luces en la noche, la señal circadiana se debilita y con el tiempo eso tiene implicaciones e nuestra salud.

 

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