La presencia de venezolanos en el Perú ya toma color de plaga en algunas zonas del Perú, que las están convirtiendo en lugares peligrosos para los ciudadanos.

El Perú debería dejar que los resuelvan sus problemas en lugar de inmiscuirse groseramente en asuntos internos de Venezuela. Lo que nos debe interesar es que la lacra social venezolana sea echada de nuestro país, que es pobre y no atiende bien a los peruanos necesitados, quienes deben ser la prioridad, no el hampa venezolana. Pero tenemos a los medios presentando historias de pena de venezolanos, instando a ayudarlos, apelando al buen corazón de los peruanos que los socorren, pero muchos de ellos son verdaderos parásitos de rapiña dispuestos a robar y asesinar a quien les tendió la mano. No por gusto fueron expulsados a golpe y fuego de Brasil y Ecuador. El Perú soporta unos 700 mil venezolanos mientras los Estados Unidos, principal interesado en la política contra Maduro, no quiere recibir 5 mil centroamericanos, y menos a los venezolanos, peso que dejan al Perú y otros países sudamericanos.

No sólo eso, parte de esta gente primitiva realiza prácticas asquerosas de santería, que es brujería africana que arrastran desde la época de la esclavitud, muy común en Cuba, Venezuela y otros países centroamericanos, torturando y degollando aves para realizar ritos con su sangre, en la creencia de que así conseguirán bienes, marido o lo que deseen.

Los venezolanos consumen el magro presupuesto en salud y por atenderlos a ellos niegan el SIS a peruanos necesitados. De igual manera, hay muchos peruanos que han perdido vacantes para sus hijos en colegios nacionales, donde han ingresado venezolanos, y estos peruanos pobres tendrán que pagar colegio particular. ¿Qué hacen el gobierno y el aprofujimorismo para indemnizar a los peruanos despojados o a familiares de asesinados por venezolanos?

Los casos presentados son en parte conocidos a través de la prensa y otros recopilados por Con Nuestro Perú:

Caso 1

San Martín de Porres. Diversas zonas del distrito se han convertido en campo de delitos que perpetran constantemente los venezolanos, como asaltos, robos, venta de drogas y prostitución, a lo cual se suman borracheras y escándalos. Los ciudadanos de dicho distritos lamentan la escasa presencia policial que los convierte en potencial presa de la delincuencia y hasta temen salir de sus casas, incluso en zonas concurridas, como las aledañas al centro comercial Plaza Norte.

Caso 2

Villa el Salvador. Los venezolanos se han convertido en una peligrosa plaga que perpetra robos o asaltos a toda hora del día, llegando al colmo de incursionar en los mercados para arrebatar a las amas de casa los alimentos que adquieren para sus familias.

Caso 3

Este es un caso que con variantes se ha repetido ya muchas veces en Lima y otras ciudades: una venezolana embauca a un hombre con familia hasta que le exprime todo el dinero que puede y luego desaparece. Un padre de familia peruano aceptó tener una aventura con una joven venezolana que lo acosaba. Poco a poco comenzó a pedirle una y otra cosa y lo convenció de dejar a su familia para que viva con ella. Entonces le lloró para pedir un crédito para un negocio propio que haría con encomiendas que le enviarían desde Venezuela, porque, según ella, no quería vivir mantenida. El incauto aceptó y se embarcó en un crédito y además vendió uno de sus vehículos para complacer a la extranjera y contar con el dinero requerido. Una vez que la venezolana obtuvo el efectivo del vehículo y el crédito desapareció sin dejar rastro. Este caso deja ver también el riesgo de muchas mujeres de convivir sin casarse, pues los hombres pueden disponer del patrimonio que a ambos les costó reunir sin requerir la firma de la conviviente.

Caso 4

San Juan de Miraflores, aunque también parte de Villa el Salvador y Villa María del Triunfo.  Bandas de venezolanos salen a asaltar a los peruanos, pero lo que no se había visto antes es que lo hacen en grupos de varias decenas, atacan como pirañas, seguros de que por su número superior sus víctimas no podrán resistirse.

 

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Venezolanos intentaban asaltar banco en Plaza Norte. Tenían granadas de guerra.