¿Arica, puerto natural, o el Alto Perú complemento natural del Perú?
¿Arica, puerto natural, o el Alto Perú complemento natural del Perú?
por Félix C. Calderón
El Alto Perú fue durante gran parte del periodo colonial un componente importante del virreinato del Perú y solo fue desmembrado en 1783 para anexarlo a la audiencia pretorial de Buenos Aires. Sin embargo, desde 1810 mantuvo vínculos políticos incuestionables con el virreinato de Lima los mismos que se acentuaron desde 1811. En suma, se puede decir que durante el coloniaje por apenas algo menos de 28 años, el Alto Perú fue separado de su atávica y milenaria entraña andina del Bajo Perú. De allí que lo promovido por Bolívar desde junio de 1824, en Yanahuanca, fue antes que nada un acto anti-peruano, destinado a debilitar al Perú, desmembrando con la ayuda de cantos de sirena y de una manipulación grosera una parte vital de su hinterland en las altas tierras y, por añadidura, le dejó con la inopinada nueva República serios problemas limítrofes para nada ajenos en la infausta guerra de 1879 y que, por fin, pudieron zanjarse en 1909. Por eso, más desafortunado no pudo haber sido el encuentro del Perú con Simón Bolívar.
por Félix C. Calderón
El Alto Perú fue durante gran parte del periodo colonial un componente importante del virreinato del Perú y solo fue desmembrado en 1783 para anexarlo a la audiencia pretorial de Buenos Aires. Sin embargo, desde 1810 mantuvo vínculos políticos incuestionables con el virreinato de Lima los mismos que se acentuaron desde 1811. En suma, se puede decir que durante el coloniaje por apenas algo menos de 28 años, el Alto Perú fue separado de su atávica y milenaria entraña andina del Bajo Perú. De allí que lo promovido por Bolívar desde junio de 1824, en Yanahuanca, fue antes que nada un acto anti-peruano, destinado a debilitar al Perú, desmembrando con la ayuda de cantos de sirena y de una manipulación grosera una parte vital de su hinterland en las altas tierras y, por añadidura, le dejó con la inopinada nueva República serios problemas limítrofes para nada ajenos en la infausta guerra de 1879 y que, por fin, pudieron zanjarse en 1909. Por eso, más desafortunado no pudo haber sido el encuentro del Perú con Simón Bolívar.