Las compensaciones de la biodiversidad facilitan la continuación de la destrucción provocada por las empresas mineras
Durante más de una década, empresas mineras como Newmont y Rio Tinto han participado en programas voluntarios de compensación de la biodiversidad (1), incluso cuando la ley no exige dicha compensación. Y entonces, ¿cuál es el interés de las empresas mineras por participar en estos programas de compensación? El informe de un taller organizado conjuntamente en 2003 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por su sigla en inglés) y el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM, por su sigla en inglés) ofrece un primer indicio: “Los participantes acordaron explorar el uso de la compensación de la biodiversidad reconociendo que puede llegarse a un punto en el que la inversión en la compensación de la biodiversidad proporcione mayores beneficios sociales, ambientales y económicos que tratar de mitigar todos los impactos”. (2) Estos “mayores beneficios” (para las empresas mineras) resultan aún más claros cuando se considera la “importante superposición de los sitios de explotación y actividad minera con áreas de alto valor de conservación”, revelada en un informe de 2003 del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por su sigla en inglés). La evaluación del WRI sin embargo, enfocada en áreas consideradas de “alto valor de conservación”, no tiene en cuenta que los daños provocados a las comunidades por la minería es también real en aquellas zonas que las evaluaciones internacionales de la diversidad biológica no consideran de “alto valor de conservación”. No obstante, el informe sugiere convincentemente que es probable que la oposición internacional a la destrucción causada por la industria minera aumente cuanto más avance la industria minera en las zonas de “alto valor de conservación” remanentes.