Historia, madre y maestra La tragedia del 79
Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima, pp. 115-149

Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. 42 San Juan
Guerra del Pacifico, San Juan“…D. Nicolás de Piérola se negó a que entrasen en combate y les ordenó a que regresaran a sus anteriores posiciones. Esta orden fue recibida en medio de protestas. ..".

Los chilenos, estuvieron bien informados sobre las características del terreno y de las defensas y, que el ejército contrario, en forma increíble, quedó dividido en dos escalones sin conexión entre ellos y con extensas líneas defensivas llenas de vacíos por donde era posible la infiltración de sus batallones, además, contando con el apoyo de su artillería naval, atacaron al amanecer del día 13 de enero de 1881 la primera línea de San Juan y, después de rotunda victoria, el día 15 siguieron la batalla dominando la segunda línea de resistencia en Miraflores. Batallas en las que por encima de la calidad del soldado y comando chileno, que no fue gran cosa, primaron los desaciertos, improvisaciones o impericia del Dictador Piérola quien, con su ignorancia en asuntos militares, envuelto en sus delirios de grandeza, dominado por su profunda desconfianza en los demás y que nadie hiciera cosa alguna que le permitiera sobresalir, deseó hacer y dirigirlo todo, por pequeño o secundario que fuera, pero que sólo él interviniera, dirigió las batallas, resultando un completo desastre en dos capítulos y un gran culpable: Piérola. Manuel González Prada escribió sobre la batalla de Miraflores en la obra ya citada "Guerra con Chile": (132)

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. Los chinos
chino


Lynch en su expedición depredadora al norte del Perú, encontró dos insospechados aliados: Algunos extranjeros que por salvar sus pertenencias se avinieron a las llamadas y solicitudes chilenas, brindándoles información. El segundo aliado fueron los chinos, que ya en esa expedición, en número de 400 extraídos de las haciendas del valle de Chicama, colaboraron plenamente en la obra destructiva, sea incendiando o dedicados al pillaje y como cargadores de los hurtos de la oficialidad y soldadesca. En el asalto a Lima, esos 400 que Lynch se llevó al sur, aumentaron a 1.000 con los que trabajaron en los valles de Ica, convirtiéndose en fieles colaboradores ya que fueron uniformados como chilenos y actuaron como fuerza auxiliar, además deservir como espías y enterradores de aquellos cadáveres que a Chile le interesaba mucho desaparecer.

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. 40 Depredación chilena

El aplauso de la prensa y parlamentarios chilenos al criminal Lynch


El merodero de Lynch se ganó el aplauso y felicitaciones del gobierno y pueblo de Chile, el grado de almirante y cuantiosa fortuna personal, al guardar del saqueo oro para sí y sus oficiales.

Chorrillos, 1881, foto de Courret
Chorrillos 1881, foto de Courret

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. 40 Depredación chilena
Guerra del Pacifico Patricio Lynch
Patricio Lynch


Acciones del criminal Lynch: Los cupos, los incendios, la destrucción de haciendas, maquinarias, plantaciones, puertos, ferrocarriles.

Chile, para librarse de su complejo de inferioridad, una vez lograda la destrucción de la flota peruana se lanzó al cumplimiento de lo anunciado por el gobierno de Santiago, exigido por la prensa y aplaudido en las cámaras y el público, cual era, la destrucción del Perú en todas sus formas y manifestaciones, comenzando por quitarle sus riquezas naturales y continuar con la destrucción de todo elemento de producción o desarrollo, llámense fábricas, factorías, sistemas de transporte como muelles, dársenas o ferrocarriles incluidos rieles y vagones, además de un genocidio desembozado y abierto con heridos y prisioneros y continuando con la población civil en cada ciudad o pueblo al que ingresasen. Además de saqueo sistemático de la propiedad pública y privada.

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. 39 En el país


Mientras Piérola traducía sus premoniciones, visiones o delirios en las inútiles defensas de Lima, el resto del país fue dejado a su suerte, cobrando especial importancia Arequipa, donde estaba teóricamente el único otro ejército para la defensa, aunque en realidad, por obra de Piérola y sus adictos coroneles no era sino un conjunto de acuartelados. Enfermos muchos y con hambre los más, carentes de lo elemental y sin adiestramiento militar ni disciplina, donde el cobarde Leyva siguió actuando como jefe de dicha guarnición. En el Anexo No. 23, se aprecia por la carta del comandante Rodríguez Ramírez al pospuesto general del Castillo en la que dice: (108) "Aquí nada hago, ni tengo conciencia de poder trabajar en algo con provecho", refiriéndose a Leyva "Poco falta aquí para que en la calle le escupan la cara". . . "Tengo conciencia de que aquí pierdo tiempo".

Mineros peruanos alistados en el ejército, 1879
Guerra del Pacifico, mineros peruanos enrolados en el ejercito

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. 38 Las fortalezas de Piérola
Nicolas de Pierola
Nicolás de Piérola
“Piérola para halagar su ego, y figurar como único actor de la tragedia, desoyó los consejos de los militares de carrera.”


Para la defensa de Lima, Piérola sacó a relucir sus criterios sobre fortificaciones, para lo cual y a un costo de muchos cientos de miles de soles mandó aplanar la cumbre de los cerros inmediatos que circundan la ciudad, especialmente el San Cristóbal además del San Bartolo, Vásquez y el Pino. Con un esfuerzo extraordinario pero estéril, se llevaron cañones de gran calibre procedentes del Callao, ala cumbre de esos cerros que mostraron los siguientes inconvenientes: demasiado lejos de las posibles áreas de combate y al carecer de teléfono y largavistas apropiadas, como se dijo, resultaron ciegos y sordos frente al enemigo. Que debían prestar apoyo al combate cuando la niebla se levantara, pues generalmente amanecen cubiertos de neblina que recién se despeja en verano después de las diez u once la mañana y, en el invierno, pueden quedar cubiertos todo el día.

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. El armamento

Un componente de suma importancia, como el del armamento que utilizaría el ejército para la defensa, fue tratado con la misma simplicidad por no decir irresponsabilidad que la movilización general.

Cañón Dalhgren, El Callao 1881.
Cañón Dalhgren, El Callao 1881.

 

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima. 36 Se organiza la defensa


El Dictador Piérola, desde su asalto al poder en diciembre de 1879, hasta el 17 de junio de 1880, contempló la guerra como cosa ajena y distante a la capital, seguramente a la espera de un milagro. Recién cuando se perdió Arica y desintegró totalmente el primer ejército del Sur y cuyos restos llegaron a Puno; que el segundo ejército se encontró en franca desorganización bajo el comando de Leyva en Arequipa, es que recién se dio cuenta que los chilenos podían llegar a Lima y, con el uso de la improvisada ineptitud que lo caracterizó en la conducción de la guerra, por decreto de la fecha indicada dispuso la movilización en Lima de todos los ciudadanos menores de sesenta años y mayores de diecisiete, bajo el mando del coronel Juan Martín Echenique, a quien nombró Comandante en Jefe del Ejército de Reserva y desempeñara igualmente como Prefecto de Lima.

Guerra del Pacífico, soldados peruanos en Lima
Guerra del Pacifico, combatientes peruanos

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Guerra del Pacífico, la batalla de Lima.- 35 Preparativos


Catedral de Lima, 1879El desastre acaecido en Lima debe analizarse en dos etapas: los preparativos en sí y el desenlace, al conformar cada episodio aspectos diferentes de un mismo drama e, igualmente, fue el suceso que contó con nuevos factores que no ocurrieron en los acontecimientos previos, como la movilización masiva de la población capitalina y su conjunción con elementos nativos provenientes del ande central.

Historia, madre y maestra
Documento N.o 111*

Periódico norteamericano dice que Iglesias solicita adelanto de dinero a Chile por la venta de Tacna y Arica
la coima

Comenta sucesos de Arequipa y "la guerra de las razas" que se libra en el interior del Perú


De una correspondencia del Herald de Nueva York, que trata de los últimos sucesos de Arequipa y del gobierno del general Iglesias, tomamos los siguientes acápites:

La obra de Iglesias.- Este cambio de base por parte de Arequipa ha resultado ser muy favorable a los intereses del gobierno de Iglesias en Lima. Puede aventurarse la opinión que si Arequipa hubiese mandado una firme manifestación de resistencia a los chilenos, el porvenir del gobierno de Lima no habría sido tan tranquilo como lo es ya; pero allí no hay ningún entusiasmo, ni moneda, y se concibe que no puede ser satisfactoria la condición de las personas pobres en tales circunstancias. Los derechos de importación y exportación son tan onerosos, como los que estaban fijados bajo el "régimen" chileno, así es que la total suma que el gobierno ha recibido por derechos de aduana del Callao, que es la más importante de la república, desde que los chilenos la soltaron el 23 de octubre último, no llega a 75 mil soles plata; y debe recordarse que el Perú tiene mensualmente que proporcionar 300 mil soles plata para los gastos y mantención de las tropas chilenas estacionadas al norte de Mollendo.